El diccionario define resiliencia como “la capacidad de recuperarse rápidamente de dificultades; resistencia”.
Cuando se trata de ejemplos actuales y reales de resiliencia, puede que no busquemos más allá del personal de salud de primera línea, profesores o cualquiera que haya ofrecido servicios vitales de forma estoica durante la pandemia.
Sin embargo, antes de la pandemia puede hubiésemos buscado ejemplos más evidentes de resistencia: quizás un boxeador. Si usted está buscando un boxeador profesional para ilustrar un punto, no hay mejor ejemplo que Muhammad Ali.
Una de las más famosas peleas de Ali fue la llamada “La pelea en la selva”, en Zaire (hoy, la República Democrática del Congo) en 1974. Algunas veces considerado como “posiblemente el más grande evento deportivo del siglo XX”, un Ali de 31 años se enfrentó a un campeón mundial más joven y fuerte: George Foreman, de 25 años. A pesar de su fama y experiencia, Ali venía desfavorecido en las apuestas un 4-1.
Cuenta la historia que, en el periodo previo a la pelea, Ali reforzó la idea preconcebida de que usaría su famosa agilidad - “flotar como una mariposa, picar como una abeja”- para “bailar” alrededor de un Foreman más lento, pero más fuerte. Sin embargo, lo que sucedió aquel día fue completamente diferente. En vez de evitar a Foreman, Ali parecía dejarse arrinconar en la esquina.
No solo eso, él se recostaba sobre las cuerdas y dejaba que su cuerpo y las cuerdas, absorbieran el castigo. ¿El resultado? Foreman finalmente se cansó y Ali ganó la pelea. El estilo de “marear contra las cuerdas” (rope-a-dope), como se llegó a conocer, demostró ser decisivo.
La lección es evidente: la resiliencia es no solo absorber el castigo, sino también adaptarse para evitarlo. Ali sabía que no podría ganar con sus tácticas usuales, así que se adaptó a las difíciles condiciones -la juventud y fuerza de Foreman-. Exactamente este tipo de agilidad y la capacidad de transformación es crítica a medida que las compañías continúan respondiendo a la pandemia, de acuerdo con una nueva investigación de los analistas de la industria, IDC (Indice de Resiliencia Digital)
Este mide cómo la transformación digital no solo hace que las compañías sean más productivas, sino también más resilientes frente a un entorno “volátil, incierto, complejo y ambiguo” (VICA). IDC revela que una gran cantidad de enfoques prepandémicos de resiliencia de TI fallaron en proteger a las compañías contra interrupciones, lo cual ha llevado a las empresas a adoptar nuevos enfoques apresuradamente.
“Los planes de resiliencia de TI con base en respaldo datos/replicación clásicos y conmutación por error a centros de datos secundarios en áreas no afectadas han demostrado ser poco prácticos a medida que los equipos de TI se esfuerzan por tener acceso a ubicaciones primarias o secundarias y se enfrentan a atascos en el rendimiento de la red,” indica el IDC. “Este esfuerzo provocó un marcado aumento en el uso de instalaciones basadas en coubicaciones con sólidas opciones de interconexión de red”.
Las compañías se vieron obligadas a reconfigurar rápidamente los enfoques previos a la pandemia para la resiliencia del centro de datos y adoptar medidas de forma amplia y táctica. El próximo paso es implementar una verdadera resiliencia digital.
Como se analizó en nuestro anterior blog de investigación de lectura imprescindible, IDC no es el único que piensa en la resiliencia digital no solo para esta pandemia, sino también para amenazas futuras; lo que diferencia al índice es que intenta cuantificar el progreso realizado.
Pero, ¿cuáles estrategias específicas de resiliencia digital deberían adoptar las organizaciones? De acuerdo con IDC, el índice da seguimiento a cómo las inversiones tecnológicas cambiarán con el tiempo con base en las cambiantes condiciones. Estas inversiones forman parte de tres categorías diferentes: inversiones clave (comerciales), inversiones en adaptación e inversiones en agilización.