Mi madre, Rosita, fue profesora por más de 30 años en una escuela al oriente del departamento de Caldas, más exactamente, en Samaná. Varios de esos años los laboró en el sector rural, en una vereda con condiciones no tan difíciles como las relatadas por el profesor Yanquén, pero, en todo caso, con serias dificultades de acceso como en gran parte de los establecimientos educativos rurales de Colombia.
La descripción de las condiciones de la escuelita de la vereda Guayabal que en su momento relató el profe, conmovieron a la audiencia de La W. El estado deplorable de las instalaciones, y la ausencia de recursos educativos, evidencia las brechas educativas tan profundas que actualmente se viven en el país, y, de alguna manera, justifican la inasistencia escolar rural, cuyos niveles están cercanos al 30%. Genera indignación, la falta de humanidad de ciertos gobernantes, que no parecieran tener claras las prioridades de sus municipios.
Maravilla ver la manera como un grupo de empresarios, impulsados por la W Radio, se dieron a la tarea de construir una nueva escuela, y sin duda, cambiar las condiciones futuras de vida de toda la población de esa pequeña vereda de Boyacá. Y digo de toda la población, porque no debemos olvidar que en esos singulares parajes, las escuelas se utilizan como centro de reunión de la junta de acción comunal, morada del ejército cuando pasa de tránsito, lugar para las ·pachangas· y hasta residencia, como lo describió el profe.
Esta buena historia, trajo a mi memoria una época muy dolorosa en Samaná, cuando los docentes se convertían en los defensores de sus veredas, y tenían que enfrentar fuertes desplazamientos. Recuerdo verlos llegar con banderas blancas a la cabecera del pueblo, acompañados de sus comunidades, con niños en brazos y animales domésticos, porque, ni estos, se salvaban del desplazamiento. Son múltiples las historias de docentes que se enfrentaron a la guerrilla para impedir que reclutaran niños de sus escuelas.
Ahora que el Gobierno anuncia la idea de contratar directamente con las juntas de acción comunal la construcción de diferentes obras de infraestructura, vale la pena que se revisara esta experiencia donde diferentes sectores ayudan en un propósito común, pero, eso sí, entendiendo que se requiere de un conocimiento técnico para que las obras salgan bien. Tal vez, el mecanismo de obras por impuestos, podría ser una buena estrategia para este tipo de iniciativas.
A propósito de esta bella obra, bueno sería preguntar en quedó el escándalo de los múltiples proyectos de infraestructura educativa que se frustraron hace unos pocos años, y sobre los cuáles la Contraloría General de la República, estimó un detrimento superior a los 90 mil millones de pesos, suma que hubiese podido ayudar a cientos de escuelas que se encuentran en condiciones como la de Guayabal.
El profe Yanquén representa esos colombianos admirables que trabajan por vocación, y que gracias a su empeño cambió la historia de toda una vereda. Los niños ya podrán decir como la canción de Silvio Rodríguez, “Yo vivo de preguntar, saber no puede ser lujo. Soy de la rosa y de la mar, como el escaramujo”. Gracias W. Radio.