EDUARDO VARGAS MONTENEGRO, PhD | El Nuevo Siglo
Domingo, 8 de Junio de 2014

¿Avance o retroceso?

 

Dos  miradas diferentes de país cohabitan, las dos aún lejanas de lo que podría ser una nación contemporánea. El modelo Spyral Dynamics, creado por Clare Graves, desarrollado por Don Beck y Cristopher Cowan -quienes lo aportaron para terminar con el apartheid en Suráfrica- y retomado por Ken Wilber (Una teoría de todo, (2001). Barcelona, Kairós), nos puede ayudar a comprender lo que hay, para tomar decisiones en consciencia sobre qué queremos para Colombia. Hay niveles de consciencia, olas de desarrollo que se van desplegando e incluyendo a las anteriores, y dependiendo del nivel, construimos sociedades.

Hay un país que transita, fundamentalmente, entre el feudalismo y la teocracia. Poderosos, con dinero y armas que han acumulado territorios, muchas veces a sangre y fuego, generando desplazamiento humano, para dedicar las mejores tierras a ganado y palma. Acciones hechas en nombre de un dios castigador de aquellos impíos que se atrevan a cuestionar el modelo, impuesto por la fuerza de un pensamiento religioso absolutista. Negación de las libertades individuales. La exaltación de la guerra sirve a los intereses feudales-teocráticos pues, mientras el pueblo muere o es alienado religiosamente, los poderosos siguen ganando privilegios. 

Esto, que no es un juicio de valor sino una fotografía documentada de realidad, corresponde a dos estadios de consciencia: en el nivel Dioses de poder, se da la “emergencia de un yo… poderoso, impulsivo, egocéntrico y heroico”. En el estadio Orden mítico, se “impone código de conducta basado en principios absolutistas y fijos acerca de lo que está "bien" y de lo que está "mal"”. Es el modelo del eje Uribe-Ordóñez, pre-moderno y funcional a intereses personalistas, como la historia con hechos innegables nos lo ha mostrado. Paradójicamente, las guerrillas también están en Dioses de poder y alguna vez siguieron sus principios cual religión.

Hay otro modelo de país, que avanza básicamente entre la Ilustración y la posmodernidad, olas que incluyen y trascienden a las anteriores: desde el logro científico “las leyes de la ciencia gobiernan la política, la economía y los asuntos humanos”, con una clara orientación a los mercados, las sanas relaciones internacionales y las libertades individuales. En el yo sensible se propende por la “construcción social de la realidad, en la diversidad, el multiculturalismo”; la Tierra es para todos. Lo hemos vivido en los últimos cuatro años, manteniendo la fuerza del Estado e iniciando un orden más justo, con restitución de tierras, reconocimiento de las diferencias y esfuerzos por una paz negociada. No es la panacea, es arduo, pero es un principio fundamental para resolver el conflicto armado, alejarnos de la opresión y la inequidad, y acercarnos un poco más a ponernos al día con la historia. Por ello, sí, Santos Presidente.

@edoxvargas