Eduardo Vargas Montenegro, PhD | El Nuevo Siglo
Viernes, 3 de Julio de 2015

 

“Cotidianidad no nos da tiempo para reflexionar”

ESENCIA

Preguntas vitales

 

No  siempre los seres humanos nos hacemos preguntas vitales, esas que dan sentido a la existencia, pues la cotidianidad no nos da tiempo para reflexionar sobre nosotros mismos ya que está llena de obligaciones, compromisos de todo orden, con la familia, el trabajo -no necesariamente en ese orden, infortunadamente-, los amigos, o simplemente porque nos da miedo o pereza conectarnos con nosotros mismos. Miedo, pues navegar en las profundidades del inconsciente es como destapar la caja de Pandora de las emociones: desconocemos muchos aspectos de nuestra vida intrauterina y de la primera infancia. De hecho, en mi práctica privada encuentro con alguna frecuencia que muchas personas no tienen recuerdos de cuando eran pequeñas.  De qué tanta decisión tengan para indagar en los vericuetos del pasado, no para quedarse en él sino para identificar las causas de lo que viven hoy, dependerá que construyan una vida en armonía. Y es preciso atravesar los miedos.

También suele dar pereza, que puede entenderse en dos sentidos: el primero, la decisión consciente de postergar de manera indefinida la búsqueda de respuestas para los retos de la vida. Cuando tomamos un tiempo para ocuparnos de nosotros mismos, decisión de por sí muy valiente y no frecuente, nuestro ego siente pasos de animal grande. Sabe que lo vamos a desenmascarar y se esconde. Esa es nuestra resistencia a salir de las zonas de confort que hemos construido y de ahí la procrastinación. 

El segundo sentido es la acción inconsciente de ocuparse de la vida de los otros antes que de la propia. Colocamos el foco de nuestra atención en lo de afuera, que puede ser doloroso, pero menos que ver los propios monstruos, esos que cada quien lleva por dentro. De ahí la evasión de mirarnos, así como la tendencia a culpar a lo de afuera por lo que nos pasa antes que asumir nuestra propia responsabilidad.

Si reconocemos el miedo y la pereza de vernos a nosotros mismos y los superamos, podremos obtener respuestas a las preguntas fundamentales sobre la existencia y saldremos de los automatismos. ¿Cuál es mi verdadera misión? ¿Cuál, el sentido profundo de mi relación de pareja? ¿Qué es lo fundamental en la crianza de mis hijos? ¿Qué puedo tomar de mamá y papá y qué necesito soltar?  Estas son solo algunas preguntas que podemos hacernos; por supuesto, cada quien tiene las suyas. Hacérselas requiere tiempo para sí mismo, de la misma manera que responderlas; las respuestas llegarán en los tiempos justos, de acuerdo con lo que cada quien esté listo para soltar, desaprender, aprender, elaborar. Tristemente se nos suele ir la vida solo en las preguntas de afuera. Pero merecemos ir más allá, en este caso, más adentro.

@edoxvargas