EDUARDO VARGAS MONTENEGRO | El Nuevo Siglo
Domingo, 24 de Febrero de 2013

Un día para…

 

Escribo  esta columna mientras al fondo un pájaro silvestre gorjea, haciendo de ese canto una expresión de su misión vital. Ese pájaro es fiel a su esencia, que re-crea y actualiza con cada sonido, en cada aleteo, cada vuelo. No se preocupa por si mañana va a cantar al clarear el alba, como tampoco por el alba ni por si en quince horas va a estar vivo. Trina aquí y ahora, conectado consigo mismo, con el árbol en el que tiene su nido, con el agua que corre por el arroyo. El agua y el árbol también son fieles a sí mismos en este momento, sin importar ningún otro, sin reparar en algo distinto de su fluir, el uno hacia el inmenso cielo y  la otra a través de los cauces que la vida le ofrece. El viento también cumple su tarea, soplando, en la dirección de hoy, sin preocuparse por la de mañana, que aún no existe y no se sabe a ciencia cierta si existirá. Todos se ocupan en la vida hoy, aquí, tal como es.

Hoy podríamos permitir que el agua, el árbol, la tierra, el viento y el pájaro nos hablen al corazón y nosotros podríamos danos el permiso de escucharles.  Podríamos aprender de esa conexión, que es a la vez interior y sistémica, para -al igual que ellos- conectarnos en este instante y en este lugar con nosotros mismos.  Hoy podríamos aguzar todos los sentidos, para tener una experiencia plena, integrándonos con todo lo que nos rodea, reconociéndonos uno con esa creación.  Podríamos danzar al ritmo de nuestra propia música los gorjeos del alma, a veces quejumbrosos, a veces sublimes. 

Hoy podemos hacer de nuestra experiencia vital el objetivo de nuestro lente.  Hay en el pájaro, el viento, el agua, la tierra y el árbol una consciencia de ser que no se opaca ante las circunstancias. Si llueve o hace sol, ellos siguen siendo lo que son, fieles a su esencia.  Nosotros, los seres humanos, tenemos la tendencia a cambiar de acuerdo con las circunstancias, colocándonos el disfraz adecuado para cada ocasión, son un costo muy alto que es la propia traición. Se nos suele olvidar que somos mucho más que la suma de nuestras circunstancias, mucho más que el conjunto de nuestras posesiones o carencias, mucho más que lo que los otros reconocen o desdeñan en el afuera.

Hoy puede ser un día para recordar quiénes somos verdaderamente. Día para reconectarnos interiormente y dejar de ofrecer conciertos unplugged, lejanos de nuestro ser.Hoy podemos celebrar la vida, haciendo lo que cabeza, cuerpo, corazón y alma nos empujan a hacer, si hacemos caso a nuestra voz interior.  Podemos escucharla aquí y ahora.

@edoxvargas