“Luces y sombras, amigas entrañables en el camino”
Esencia
Claroscuros
Los atardeceres siempre son mágicos, pues en la danza de la vida la luz y la sombra se honran con todos los tonos posibles en el cielo. No hay guerras, reclamos ni luchas de ningún tipo. Simplemente se dan paso la una a la otra, para volverse a encontrar y coquetear al amanecer. Es un milagro que acontece dos veces cada jornada y que no repara en las peleas y discusiones que los seres humanos tenemos abajo. Solo sucede, para que quien tenga ojos para ver lo vea y para quien tenga cabeza, corazón e instinto para comprender lo comprenda.
Y resulta que todos tenemos esos ojos, cabezas, corazones e instintos. En la generosidad de la existencia se nos dieron en abundancia, incluso para los invidentes, que pueden ver con los ojos del alma. Lo que pasa es que no siempre estamos listos para darnos cuenta de que esa danza sucede también en nuestro interior, día a día, noche a noche, y que no es necesario luchar. Muchas veces se nos pasan los minutos y las horas en plena lucha, en guerra porque el otro no hace lo que queremos, como lo queremos y cuando lo queremos; porque piensa distinto. Porque las cosas no salen como deseamos; porque no nos reconocen tanto como suponemos merecer; porque sí o porque no.
Si finalmente nos percatásemos de la inutilidad de la lucha, si dejásemos de exaltar el ser guerreros, la vida fluiría mejor. Podríamos re-definirnos como fluyentes, paceros, danzantes de la vida entre las luces y las sombras. ¿Acaso tanta lucha contra la pobreza ha resultado efectiva? La pobreza no se acaba luchando, sino siendo más justos, menos ambiciosos y más solidarios -los unos- y más conectados con la abundancia que viene desde adentro -los otros-. ¿Sirve la lucha contra el cáncer? Sé a diario de personas que están “dando la batalla” y que la pierden, porque el tema no es peleando sino actuando en amor, reconociendo personal y sistémicamente qué generó el cáncer, que antes que enemigo es un aliado para aprender y sanar. Por alguna razón y para algo les corresponde vivir dolorosamente la sombra de la lucha.
Aunque tenemos multitud de ejemplos sobre la inutilidad de las luchas, esa sombra continúa. Es solo un ciclo, que terminará algún día cuando la luz de la acción amorosa nos alumbre totalmente; mientras tanto, esa luz está a raticos, intercalándose con las sombras propias y ajenas, como en el claroscuro del Barroco. Luces y sombras son amigas entrañables en el camino vital. Que en este tiempo proyectemos nuestras luces, desde la consciencia de nuestras sombras y en la certeza de saber que aunque haya sombra, la luz siempre vuelve.
@edoxvargas