La queja de Verano y algo más…
“Toma forma movimiento de indignados liberales”
El ex secretario general de la Dirección Nacional Liberal, Eduardo Verano de la Rosa, se ha quejado públicamente contra la postura asumida por Simón Gaviria, actual director del PLC, quien, en forma prematura y sin haber recibido mandato alguno del Congreso del Liberalismo, resolvió adherir a la candidatura reeleccionista del presidente Juan Manuel Santos si este inscribiere su nombre en representación del partido de la U.
Verano de la Rosa, quien aspira la Presidencia de la República, se sintió -con toda razón- maltratado por el director de su Partido, quien lejos de guardar compostura imparcial resolvió hacer conocer su decisión política en materia de candidaturas presidenciales sin esperar a que la máxima autoridad estatutaria, que no es precisamente Gaviria sino el Congreso de la colectividad, fijara la línea política en materia de candidaturas presidenciales.
Con la insólita actitud, el director del Partido no solamente ofendió a Verano, sino al liberalismo de la región caribe y eso tendrá graves consecuencias en el interior de esa colectividad política. Y, desde ahora, debe plantearse que para preservar la unidad liberal Gaviria presente renuncia inmediata y convoque un Congreso extraordinario para que la considere y designe su remplazo. Ese Congreso extraordinario deberá, además, fijar la línea política en materia de candidaturas presidenciales.
Haber elegido a Simón Gaviria, en la forma en que se hizo, esto es con métodos carentes de legitimidad, fue un grave error. En su momento cuestionamos esa elección y hoy se pone de manifiesto el grave desacierto que se cometió.
No se puede ocultar que en el interior del partido hay una corriente de liberales indignados que no están de acuerdo con el rumbo que le ha trazado al liberalismo su actual Dirección. Esa corriente política está dispuesta a montar tolda aparte para rescatar las mayorías perdidas y para iniciar un proceso de revisión interna que le permita al Partido, nuevamente, ser opción de poder, pues lejos está ese objetivo si se mantiene la actitud abyecta de su actual Dirección.
Es indispensable, en efecto, un cambio de actitud. Comportarse como el partido contestatario que fue, y convertirse, nuevamente en el apoderado de las grandes causas de la nación. Por ejemplo: de la creciente inconformidad de las regiones contra el centralismo opresor, el cual, en el actual gobierno, ha tenido sus peores expresiones.
En verdad, la lucha liberal no puede reducirse a una emulación entre delfines que sólo tienen en la mira rendirle culto al gobernante de turno, como hoy ocurre. Hay objetivos grandes que alcanzar y hacia los cuales apunta la brújula política si el PLC quiere desempeñar el papel de gran protagonista en los cambios estructurales que requiere Colombia para superar los vergonzosos índices de inequidad social y para ir cerrando la brecha que cada día es más profunda
Sirva el mal ejemplo dado por el actual director del Partido y la protesta de Verano de la Rosa para que tome forma el “Movimiento de Indignados Liberales”. Porque si el Liberalismo sigue en las manos de la rosca parlamentaria, no tendrá futuro.