La ofensiva neoliberal (II)
Acabamos de leer el libro: Los amos del mundo -Las armas de terrorismo financiero-, escrito por los catedráticos de Economía Aplicada de las universidades de Barcelona y Sevilla, Vicenc Navarro y Jorge Torres López. Libro apasionante y concebido por los autores con el deseo de “levantar el velo para contribuir a una indignación que revuelva las conciencias y facilite la respuesta social frente al estado de cosas que debe acabar cuanto antes por el bien de la humanidad”.
“De hecho, lo que viene pasando en los últimos años, -dicen los mencionados profesores-, es que las democracias se debilitan gradualmente porque las grandes empresas, los bancos, los inversores especulativos, etc. han alcanzado un poder gigantesco que les permite imponer constantemente sus intereses sobre los del resto de la sociedad”.
Los partidos, dentro de ese contexto, llegan al gobierno pero no al poder, dijo el religioso dominico Frei Betto -citado por los autores del libro-, cuando se le preguntó por qué el presidente Lula da Silva, a quien asesoraba, había desarrollado en el Brasil políticas muy moderadas y no las que esperaba el pueblo que lo había elegido dentro del marco revolucionario que había formulado como candidato. Lo éticamente reprochable fue, sin embargo -y a lo cual debería responder el religioso dominico-, que se le hubiera hecho creer al pueblo brasileño que el partido de Lula da Silva iba a llegar al poder, cuando éste iba a ser ejercido, realmente, según su diagnóstico, por los grandes grupos económicos.
En el caso de Colombia es inocultable que las grandes empresas y los inversores especulativos han venido manejando los hilos de las políticas públicas, al procurar que se ciñan al cuerpo de su doctrina: la del capitalismo neoliberal. En la reciente reforma tributaria, por ejemplo, quedó reflejado ese propósito.
Lo más grave, sin embargo, es que la administración de justicia pueda ser utilizada como instrumento para aplicar, en determinados casos, esas políticas, como podría ocurrir si la Corte Constitucional resuelve dejar sin efectos la norma constitucional que prohíbe afectar los derechos adquiridos, so pretexto de aplicar el principio de sostenibilidad fiscal y contra la prohibición del legislador constituyente de hacer esa clase de interpretación. Si ello ocurriere, ese órgano de la justicia asumiría una función constituyente que no tiene, con lo cual se sentaría un funesto precedente con tufillo de abuso de poder.
En el debate sobre pensiones se ha hecho, además, terrorismo financiero. Porque eso significa hacer creer que habrá catástrofe fiscal, si no se reducen las pensiones de los excongresistas y los exmagistrados de la altas cortes. ¡Vaya falacia! Cuando lo que en verdad se pretende es encauzar el ahorro del servidor público hacia los Fondos privados de pensiones, como lo denunciamos en esta misma columna hace algunos meses y como lo advirtiera también el procurador Ordóñez, en entrevista concedida El Tiempo, el 17 de marzo de 2012.
-Un capítulo más de la ofensiva neoliberal que ha podido hacer parte del libro Los dueños del mundo, de los publicistas españoles.