¿Un paso atrás?
La directora de Congreso Visible del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, Laura Wills, en declaraciones hechas a El Nuevo Siglo (pág, 16 A - 28/12/2014) dijo que “al revivir la circunscripción regional en el Senado por medio de la reforma de equilibrio de poderes que tramita el Congreso se está dando un paso atrás frente a lo que quiso la Constitución de 1991, como es lograr una representación nacional en la Cámara Alta”.
Y fue más allá, al expresar su desacuerdo con las nuevas curules que, con el restablecimiento parcial del sistema de la circunscripción regional, “se les otorgarían a los departamentos que en principio no tienen representación en el Senado …”.
La ilustre politóloga -supongo que lo es-, no da una sola razón para defender la circunscripción nacional para integrar el Senado, distinta a que fue impuesta por el constituyente de 1991 y de contera, se reserva su opinión sobre los efectos que habría tenido su establecimiento frente al fenómeno de la corrupción y ante el derecho político de los departamentos que históricamente se les había reconocido representación política en el Senado, con lo cual se le dio forma al principio de unidad nacional que inspiró la fundación de nuestra República.
Ese propósito integracionista, fue desconocido por los constituyentes de 1991, so pretexto de crear una “representación nacional” para integrar el Senado, pero la cual resultó no siéndolo, en el sentido de que a través de ella se fracturó el concepto de unidad territorial que supone un país demarcado en sus fronteras regionales, cuya imagen, de ninguna manera puede proyectarse con criterio excluyente sino, contrariamente, con sentido incluyente, en los órganos de representación popular.
Pruebas al canto: hoy tenemos un Senado de dos terceras partes de la República, en cuanto doce departamentos no tienen senadores que lleven su vocería directa en esa corporación. Entre los departamentos afectados, varios son de frontera, donde la unidad nacional no puede aparecer desvanecida, por razones geopolíticas insoslayables. Sobresale, el caso del Departamento de San Andrés, frente a las pretensiones de Nicaragua; Departamento el cual carece de un vocero en el Senado que represente al pueblo isleño, pues no nos venga con el cuento la señora Wills de que debe sentirse representado por los senadores de Cachaquilandia …
La reforma que propuso el Gobierno ha debido dejar la circunscripción nacional sólo para las minorías políticas y étnicas, como lo propusimos alguna vez con el benemérito exsenador Gerardo Molina , pero corrige, en parte, el error cometido por los constituyentes de 1991, pues permitirá que los doce departamentos sin representación en el Senado, la tengan, en el inmediato futuro.
Lejos de ser esa reforma “un paso atrás”, como lo afirma la señora Wills, constituye un avance, así no tenga las dimensiones que hubiéramos querido.