Un vistazo a la Reforma (I)
Se hundió en el Senado la propuesta liberal de establecer el voto obligatorio, o “voto pedagógico”, como lo había definido el senador Serpa Uribe, autor de la iniciativa. En verdad, registramos el hecho con desconcierto, porque el proyecto no solamente se justificaba para superar los bajos índices de participación electoral de los colombianos, -sino porque con su implantación se combatía eficazmente la compraventa de votos-, uno de los fenómenos que vienen deslegitimando nuestra democracia y contra lo cual habrá que luchar si queremos preservar nuestro sistema político de tan grave flagelo.
Por otra parte, el “voto preferente” se mantendrá, pese a que su ejercicio también se ha vuelto fuente de corrupción electoral -pues la emulación entre aspirantes a las corporaciones públicas de elección popular-, lejos de ser de naturaleza ideológica se ha convertido en grosera emulación económica, en la cual el poder del dinero se ha impuesto para lograr un mejor posicionamiento en la lista de los partidos.
Asimismo, habrá que deplorar que no se hubiera suprimido totalmente la circunscripción nacional electoral para elegir senadores, llamada por el exdirector del diario El Mundo, de Medellín, Guillermo Gaviria (q.e.p.d), “la circunscripción de la circunscripción nacional”, y contra cuya institución el expresidente López Michelsen y muchos columnistas de opinión se expresaron y señalaron que se abrieron las puertas para que los dineros ilícitos entraran al escenario político, con sus efectos perversos para nuestra democracia.
Así se hubiera dado el paso de rescatar la circunscripción regional -para asegurar la representación en el Senado de los departamentos que por su baja población no elegían voceros en la Cámara Alta, incluyendo a los departamentos de frontera-, haber mantenido, sin embargo, la circunscripción nacional para elegir 85 senadores, resulta desconcertante, pues la propuesta de su supresión había sido sustentada por el propio Gobierno en el hecho de que ese sistema, precisamente, había propiciado la corrupción de las costumbres políticas de manera grave.
De otra parte, después de haber celebrado que la Comisión Primera Constitucional hubiera aprobado la iniciativa de la senadora Claudia López para investigar y juzgar a los altos funcionarios del Estado a través de un Tribunal de Aforados que, por su conformación y atribuciones, acabaría con la impunidad que ha venido cubriendo a los servidores públicos con fuero, las modificaciones que a última hora se le han introducido a la citada iniciativa de la senadora López, han producido un sentimiento de frustración en quienes creíamos que se había dado un paso trascendental en esa materia.
Por supuesto, que dados los debates que faltan, es de esperar que en la Cámara de Representantes se hagan las rectificaciones que deben introducirse para mejorar el proyecto de Acto legislativo de “Equilibrio de Poderes”, para que se convierta en una reforma importante de nuestra Constitución Política.