Al oído de los doctores Serpa y Amín
Lejos de criticar la decisión de dejar en manos del senador Horacio Serpa y del representante a la Cámara Fabio Amín la dirección del liberalismo hasta cuando se reúna la próxima Convención del Partido -pues se trata de dos personas prestigiosas con trayectoria suficiente para que se respete su vocería dentro y fuera de nuestra organización política-, sí echamos de menos que en el esquema que se adoptó en la última reforma estatutaria se hubiera tomado el camino de prescindir de los sectores sociales para conformar los cuadros directivos del liberalismo colombiano, pues esos sectores gozaron de representación casi siempre en cabeza de líderes sindicales y, muchas veces, con participación de mujeres importantes del país, y no necesariamente miembros del Parlamento.
En su oportunidad protestamos porque ese reconocimiento a los sectores sociales, plasmado en los estatutos que surgieron de la Asamblea Constituyente Liberal del año 2000 -refrendados en la consulta nacional liberal por más de dos millones de militantes liberales-, se hubiera eliminado para concentrar todo el poder en el sector propiamente político, como quedó patente en la reunión de las bancadas del partido realizada esta semana, en la cual sólo se eligió a parlamentarios para integrar los cuadros de mando del Partido.
¿Acaso era lo conveniente? Y abrimos este interrogante porque, si queremos recuperar nuestras fuerzas de base, diezmadas en las elecciones realizadas en la última década casi en un cincuenta por ciento, estamos emplazados a rectificar el rumbo torcido, dándole un viraje a nuestra estructura partidista, si es que queremos formar de nuevo mayorías nacionales a nuestro alrededor y no ser solamente un partido adherente o subsidiario, como lo es hoy.
¿En qué escenario del Partido se debe analizar la situación interna del Partido? No creemos que la Codirección Adjunta de cinco senadores y cinco representantes que se eligió con poderes omnímodos para trazar las estrategias liberales del futuro, pueda liderar la propuesta de revisar la actual composición elitista del liberalismo colombiano, porque renunciarían a privilegios que les permite reelegirse. En efecto, entre las facultades que los propios parlamentarios se fijaron, figura la de establecer las reglas para la selección de candidatos a la corporaciones y de las autoridades regionales y la de otorgar los avales respectivos, amén de la atribución para reglamentar la elección, integración y funcionamiento de los directorios liberales territoriales, según leímos en EL Nuevo Siglo, en su edición del pasado miércoles.
¿Desde cuándo, esas tentaciones totalitarias?
Doctores Serpa y Amín: nuestro partido no ha sido el partido de los parlamentarios. Ha sido el partido del pueblo. Ustedes gozan de suficiente autoridad moral y política para tomar decisiones históricas inaplazables. Abran, prestigiosos señores, nuestro partido hacia el ejercicio de la democracia interna, ojala en un nuevo escenario constituyente, si es que queremos convertirnos en opción de poder. Les ruego tomar esta petición como un recurso de súplica.