TOMANDO NOTA
Constituyente y Consulta
Es tiempo de escribir sobre la viabilidad de la Constituyente, propuesta por las Farc a través de declaraciones recientes de los negociadores en La Habana, Márquez y Alape. Para el primero, es el único escenario en el cual se podría cerrar con candado el proceso de negociaciones, incluso para someter a consideración las 19 reservas que hasta ahora han dejado los alzados en armas sobre puntos ya acordados, como expresamente lo señalara en su entrevista a El Espectador.
En nuestra opinión, la convocatoria de la Constituyente -para dichos efectos-, resulta inevitable, tanto más cuanto hay asuntos que sólo podrían adoptarse después de una confrontación dialéctica profunda, con participación no solo de los voceros del Gobierno y de la insurgencia, sino de todas las fuerzas políticas de la nación y de sus organizaciones sociales. Y el escenario apropiado sería la Constituyente. Ningún otro.
La otra vía, la de llevar a referendo del pueblo temas en sí mismos complejos -como los económicos, por ejemplo-, resultaría inapropiada.
Con todo, para conocer la voluntad de la nación sobre propuestas esencialmente políticas -como la de la representación de las fuerzas desmovilizadas en los cuerpos de elección popular, e incluso, como lo hemos sugerido en nuestra columna: en el Consejo de Política Económica y Social (Conpes), y sobre la aplicación de la justicia transicional a los actores del conflicto, el procedimiento más expedito sería el de la Consulta Nacional, convocada por el Presidente de la República, en desarrollo de las facultades que le otorga la Constitución Política. (Recordemos que las decisiones que se toman en las urnas, mediante consulta popular nacional, tienen también poder vinculante, en los términos del artículo 104 de la Constitución Política).
La apelación a las dos vías, esto es, a la Constituyente, para unos temas y a la Consulta Popular Nacional, para otros, lejos de ser incompatibles serían complementarios y por ello, procedentes. Con todo, en cuanto a su realización en el tiempo, la Consulta deberá preceder, necesariamente, a la Constituyente, dentro del marco temático planteado.
Pensamos, sin embargo, que las condiciones para realizar los dos eventos democráticos no pueden darse dentro de la guerra abierta, esto es, entre bombas y cadáveres, sino dentro del cese el fuego y las hostilidades, para generar confianza y respeto en la comunidad y para darle fundamentos sólidos la motivación pedagógica que los acredite ante las mayorías nacionales como fórmulas de paz auténticas, y que se adoptarán en ejercicio del poder soberano que, nuestra Constitución, ha depositado en el pueblo.
No sabemos si el Consejo Nacional de Paz y en las instancias el Gobierno, nuestra iniciativa tenga cabida, pero ante el panorama oscuro que rodea el proceso de paz, acaso sea una luz en el túnel…
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PD. Deploramos que haya renunciado el ministro de la Presidencia, doctor Néstor Humberto Martínez. Un hombre probo y excepcionalmente preparado como él, hará falta…