Un compromiso humanitario
“Los mandatos del DIH no son opciones sino obligaciones”
EL vicepresidente Argelino Garzón, refiriéndose al ataque contra la población civil de Pradera (Valle ) por parte de las Farc y a otros hechos criminales atribuidos también a ese grupo alzado en armas, ha pedido la firma de “ una declaración de compromiso con los mínimos humanitarios”, para que los esfuerzos de paz no terminen en otra frustración nacional. En verdad, uno no sabe si las negociaciones que se adelantan en La Habana salten en mil pedazos si se llegaren a producir hechos de magnitud impredecible, que hagan imposible continuarlas.
El asunto planteado por el Vicepresidente Garzón es de la mayor trascendencia, por supuesto, pero habrá que recordar que desde hace más de veinte años se viene diciendo que nuestro conflicto interno se debe regir por las normas del DIH, las cuales no sólo tienen poder vinculante para el estado colombiano, sino también para el movimiento subversivo, a la luz de los Convenios de Ginebra, así las Farc no lo hayan suscrito, en cuanto ellas contienen patrones éticos de comportamiento, insoslayables para la humanidad. Así lo planteó el ex presidente López Michelsen en conferencia que dictara en la ciudad de Cartagena en 1987; planteamiento que tuvimos el honor de desarrollar en documento que con el título Mientras llega la paz humanicemos la guerra y presentamos en la Convención del Partido Liberal, celebrada un año después, en la misma ciudad.
Precisamente, para emplazar a las Farc en cuanto a su obligación de acogerse a las normas imperativas del DIH, nos permitimos sugerirle - oportunamente- al presidente Santos, en mensaje que por vía electrónica le enviamos, que para iniciar el proceso de negociaciones con las Farc en La Habana se estableciera, como premisa, esa exigencia. Otros dirigentes han planteado la misma inquietud y el más persistente en hacerlo ha sido el ex presidente Ernesto Samper en varias de sus intervenciones públicas, como en la reciente reunión que tuvo lugar en el Club de Ejecutivos de Bogotá, bajo el auspicio de laCorporación Escenarios y dentro del Seminario que abocó la crisis del Partido Liberal Colombiano.
Dijo, a propósito, el ex presidente Samper: “Los mandatos del DIH no son, así lo estipulan sus normas, opciones sino obligaciones para las partes en medio de un conflicto armado. La normatividad humanitaria no se hizo para acabar con las guerras sino para humanizarlas, haciendo más llevadero el dolor de la población civil involucrada en ellas y de los combatientes colocados en estado de indefensión en medio del combate. Por esa razón, desde que comenzó a funcionar la mesa de La Habana, hemos venido proponiendo que las partes negocien un “acuerdo de mínimos humanitarios”.
No es tarde para que el presidente Santos obtenga que se pacte ese compromiso, antes de que prosigan las negociaciones, expuestas al fracaso, como lo apuntara el vicepresidente Garzón de no adoptarse tan necesario acuerdo.