Bares y universidades
“Si no preservamos a la juventud, quién lo hará por nosotros”
NO es posible que en Bogotá continuemos tolerando la existencia de bares junto a las universidades. Es un espectáculo decadente, irrespetuoso y peligroso. Decadente por cuanto la venta de licor sin control y en horas inadecuadas, surte un efecto nocivo en los jóvenes afectándolos moralmente y llevándolos a declinar culturalmente, revistiendo su condición de jóvenes en torno del licor, cigarrillo, placer de los sentidos, como a la inducción al consumo de drogas y practica indiscriminada del sexo. Irrespetuoso porque el sentido cultural elevado del alma mater se combina con el vulgar bar donde la temática y el lenguaje que se utilizan es el polo opuesto a la categorización cultural de la academia. Y peligroso porque los vicios como el cigarrillo, licor, droga y sexo promiscuo son la gran amenaza a la juventud. Todo lo anterior los estudiantes lo encuentran a solo diez metros del sagrado recinto universitario.
No entiendo el sentido actual de la libertad, cuando la sociedad cada día, en vez de controlar por medio de normas adecuadas los efectos nocivos que inducen a la gente a los malos hábitos, se permite la proliferación de ambientes degradantes como son los bares y lugares de venta de licor abierta a todo público, violando la prohibición de atención a menores bajo la complacencia de las autoridades. Civilizaciones como la griega, la romana, la medieval principesca entre otras, llegaron a la decadencia por el exceso de placer derivado del licor y sexo. Ahora estamos permitiendo que nuestra juventud ruede por el mismo camino cuando los alrededores de los centros universitarios están plagados de lugares de rumba y placer.
La alcaldesa de Bogotá ha tenido el valor y la conciencia cívica de frenar estos excesos, prohibiendo la venta de licores entre las 11 de la noche hasta las 10 de la mañana, ahora lo piensa hacer desde las 5 de la mañana hasta las 10 de la noche. Yo le diría que no pierda el tiempo con horarios restrictivos porque van a burlar la norma, lo que debe hacer es prohibir definitivamente la venta de licor en establecimientos sobre los 200 metros a la redonda de los centros educativos, pues la norma ya existe pero no se cumple. Las universidades son los primeros aliados que buscan que erradiquen esos sitios de sus vecindades o por lo menos que se prohíba la venta de licores junto a establecimientos educativos. Si no preservamos a nuestra juventud, quién lo hará por nosotros. Tenemos la responsabilidad de hacerlo para el rescate de los valores.
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*Presidente Canal Teleamiga Internacional