“Miedo se propagó como un incendio”
COMBATE DESIGUAL
Jaque del terrorismo
EL miedo se propagó como un incendio. En segundos se extendió sin ningún control por todos los continentes. La cerilla la prendieron los terroristas en París y minutos después, gracias a la globalización y a la inmediatez de los medios de comunicación, el terror contagió al mundo. Las redes sociales funcionaron como voz de alarma, como apoyo para identificar a los sobrevivientes y a la vez como combustible.
Todos quedamos atrapados en el teatro Bataclan, desolados y en orfandad. Roto el vínculo con las autoridades que proveen seguridad. Sintiendo como propia cada llamada angustiosa desde el interior, como la del hombre que transmitió en vivo y en directo: “Es una carnicería, hay cadáveres por todas partes”.
El principal objetivo de los miembros del Estado Islámico quedó cumplido: atacar a unos para aterrorizarnos a todos. ¡ Zozobra! ¡Alerta! ¡Tensión! ¡Desconfianza! ¡Miedo, mucho miedo! La imagen de las estampidas, en los momentos en que se colocaban flores y encendían velas en homenaje a los asesinados, reflejan el estado de la humanidad. Todos experimentamos un amargo sabor a fracaso en la guerra que han librado las grandes potencias, contra el terrorismo.
Y nos preguntamos si este terrorismo se combate con bombardeos desde el aire, y si el respeto a las libertades, que ha sido una de las mayores conquistas de la civilización occidental, facilita la acción terrorista. ¿ Tendrá Francia que restringir los derechos civiles? ¿Cómo es posible que unos extremistas tengan en jaque a las potencias del mundo?
¿Qué hace este combate tan desigual? El culto a la muerte, la fascinación por las recompensas que recibirán en el más allá. La seducción de inmolarse como mártires. Contra esto no hay bombardeos que valgan, la respuesta sólo está en el estudio de los mismos procesos mentales que inducen a estos estadios de fanatismo.
¿Qué nos hace tan vulnerables ? El amor a la vida.
El odio fanático coloniza un espacio de miedo en la mente de los amenazados, aísla. El amor coloniza un espacio mental de acompañamiento en cada corazón. Los actos de amor, compasión y solidaridad, empiezan a remplazar la información de barbarie en las redes sociales. La mujer embarazada que buscó al hombre que le salvó la vida, para agradecerle. El periodista que, a pesar de haber perdido a su esposa en el teatro y quedar con un hijo de 17 meses, notificó a los terroristas: “este pequeño niño les hará frente siendo feliz y libre, porque ustedes no obtendrán su odio”.
Sorprendieron el musulmán que ofreció abrazos reparadores a los transeúntes de París, para expresarles que no todo musulmán es terrorista, o el niño francés de origen asiático, que pidió a su padre cambiarlo de casa “ellos tienen pistolas y nos pueden disparar porque son realmente malos” mientras el padre trataba de explicarle: “ellos pueden tener armas pero nosotros tenemos flores” a lo que el niño respondió: “pero las flores no hacen nada”…El padre insistió: “Las flores son para luchar contra las armas”.
¿Serán suficientes los bombardeos de los aliados y el amor por la vida de los hombres libres, para detenerlos?