Estamos a tiempo
La firma de la paz en La Habana, incluyendo a las víctimas de las Farc, garantizará la reconciliación a largo plazo. La firma de una paz desoyendo los justos reclamos humanitarios de las víctimas de las Farc, lo único que garantiza es que esta omisión desembocará en una avalancha de casos en la Corte Penal internacional.
Aún están a tiempo de rectificar. Es muy evidente el afán del Gobierno y de las Farc de firmar a toda velocidad y sin miramientos a lo que ellos perciben erróneamente como "efectos colaterales" de las conversaciones. El pragmatismo y la distancia con los que se disecciona el tema de víctimas serán altamente costosos. No es aplicable la frialdad académica de las mejores escuelas de negociación del mundo, cuando se trata del dolor de un ser humano secuestrado durante 12 años en Colombia.
La esperanza nos impulsó a confiar. El secretismo en las negociaciones se veía aparentemente justificado por el anuncio de logros rápidos, explicados en postulados simples y generales. Sin embargo, cuando se analiza lo sucedido hasta hoy en el tema de víctimas, donde la negociación se empezó con la aparente cesión de derechos por parte del Gobierno, como los derechos a la verdad y a la libre expresión, se siente escalofrío al tratar de intuir qué es lo que se ha negociado en nombre de 47 millones de compatriotas.
La propaganda televisiva oficial prematura y la maquinaria mediática en movimiento, no dejan ver la verdad completa. No es cierto que las víctimas estén en el centro de la negociación Y el uso de este lenguaje augura una votación masiva sobre postulados generales engañosos, que no dejan conocer lo concreto de la negociación. ¿Es lícito este uso de una herramienta tan poderosa como la televisión, al servicio de unas negociaciones cuyos acuerdos aun no conocemos?
¿Es democrático? En la metodología está, precisamente, el problema, que aún podría tener solución.
1- La ley de víctimas contempló amplios espacios de participación, que fueron copados por víctimas mayoritarias de paramilitarismo y de Estado, organizadas en partidos políticos de izquierda. Las víctimas de las Farc no se organizaron.
2- Los foros sobre víctimas realizados en el Congreso, fueron el preámbulo de los foros regionales, donde participan todas las víctimas, de todos los actores, de toda la historia de violencia en Colombia, hasta prácticamente desaparecer a las víctimas directas de las Farc.
3- El justo reconocimiento que el Gobierno hizo sobre la existencia de víctimas de Estado, condujo a la manipulación de los foros regionales, hasta hacer ver al Estado colombiano como el mayor de los victimarios, sentados a la mesa.
La metodología que se empleará para el encuentro de las víctimas con las Farc en La Habana, está igualmente viciada.
Sin verdad, visibilidad y vocería para las víctimas de las Farc en La Habana, no habrá proceso de paz legítimamente sostenible.
Estamos ante una coyuntura histórica. Todos queremos la paz y la reconciliación. La mediación de la Iglesia, a través de monseñor Luis Augusto Castro, puede hacer el milagro de que el Gobierno colombiano, de una vez por todas, represente a las víctimas de las Farc en La Habana y que este grupo subversivo, en un acto de humildad, reconozca a sus víctimas, les pida perdón y les diga la verdad sobre sus familiares muertos, secuestrados y desaparecidos.