Desintegración y unidad nacional | El Nuevo Siglo
Sábado, 27 de Enero de 2024

El experimento del Frente Nacional, que pactan Alberto Lleras y Laureano Gómez, jefes del partido liberal y conservador, respectivamente, con el apoyo de dirigentes de ambos partidos de la talla de Guillermo León Valencia o Alfonso López Pumarejo y un nutrido grupo de jefes regionales del mayor influjo, es citado por diversos tratadistas de derecho constitucional en EE UU y otros países, como ejemplo de lo que pueden la persuasión y la alta política.

En un país azotado por la violencia, entre dos partidos que tenían algunas divergencias y posturas antagónicas, que en muchos casos eran subsanables y se podían superar en lo económico y político, los investigadores extranjeros que se asoman a las causas de la historia de la violencia partidista de mediados de los años 30 hasta el 57 que se pacta el Frente Nacional, no entienden que las gentes se maten con odio irrevocable por posturas políticas divergentes, en las que rondaba el tema religioso, sin que tuviesen en lo económico un abismo infranqueable.

Es preciso aclarar que Colombia, en los inicios del siglo XX tras la pérdida de Panamá, en gran parte por cuenta de la guerra de los Mil Días, queda sumida en el desconcierto y la frustración. En tanto, durante los gobiernos conservadores y el ensayo republicano, el sosiego colombiano contrasta con el furor de la Primera Guerra Mundial. El presidente José Vicente Concha, con suma entereza diplomática, mantuvo la neutralidad de Colombia. Entonces, nos mencionan en el exterior como país ejemplar en materia de paz social. Por esos días, la población era modesta en comparación con la extensión territorial nacional, así que sobrevivimos como país mono-cultivador de café, con algo de minería a medio explotar.

Se dice que la violencia se da con el cambio del régimen conservador al liberal de Enrique Olaya Herrera, donde se presentan algunos casos de retaliación política en Boyacá, Santander y otras regiones, lo que es explicable por los antecedentes de las guerras partidistas del siglo XIX. En realidad, se van a presentar en Europa conflictos políticos que interesan a los colombianos y por los cuales toman partido. Nos sacude de lejos la revolución comunista en Rusia, que desata la guerra contra los partidos democráticos en el poder en Europa, a los que parece derrotar, lo que produce la respuesta del fascismo de Mussolini y la marcha sobre Roma, a partir de entonces el conflicto extremo se extiende por Europa.

En Colombia, con el invento de la radio, se vive intensamente la Guerra Civil en la madre patria. Unos están por el bando republicano y otros con los nacionalistas y la Falange de José Antonio Primo de Rivera. La Guerra Civil española es la antesala de la Segunda Guerra Mundial. Parte de la violencia colombiana tiene que ver con la violencia generalizada en Occidente y con esos fenómenos sociales mencionados. Lo que no ha sido aclarado por quienes tratan de explicar La Violencia en Colombia, a la manera del libro que se publicó aquí con ese nombre.

Lo cierto es que el Frente Nacional resultó casi que milagroso para reducir la violencia partidista en el país. El éxito tiene que ver en gran parte con el hecho de compartir el poder y sucederse mediante la alternación los dos partidos en el mismo. Más, al poco tiempo de asumir el gobierno Alberto Lleras, llega la revolución cubana al poder con Fidel Castro, quién desde el primer día, se propone exportar su revolución e incendiar nuestra región. Así que el grueso de los violentos de ambos bandos deja las armas y se incorporan a la vida civil, bajo las garantías del Frente Nacional, más algunos reductos violentos persisten en seguir en la lucha ahora bajo la bandera de la revolución cubana, otros como simples bandoleros y criminales que azotan los campos.

Estas bandas se refugian en las selvas y las cordilleras más apartadas, tienen la pretensión de crear varias repúblicas independientes en el país, como lo difunden en un periodiquito de la juventud comunista, que cae en manos de Álvaro Gómez, quien denuncia en El Siglo y en el Congreso, que el objetivo de las Farc es crear varias repúblicas independientes. El presidente Guillermo León Valencia, enfrenta con valor y firmeza a los alzados en armas, a punto de estrangularlos con la operación Lazo, de la que escapa Tiro Fijo.

Como gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez, persigue con resolución inquebrantable a los subversivos en Urabá, que de tomar esa región habrían entrado a controlar medio país. Como presidente en dos mandatos hace la guerra y ofrece a los bandos el olivo de la paz. Santos enfrenta un tiempo la subversión y transa en La Habana. En tanto, Iván Duque, los combate. Con Gustavo Petro, los subversivos avanzan por todas las regiones y mientras el ejército es contenido en su misión de mantener el orden, se les ofrecen dádivas a los violentos para apaciguarlos. Por esa vía, se pretende desgarrar más el país y so pretexto del federalismo se deriva en oficializar las Repúblicas Independientes.