Este segundo mandato del alcalde Peñalosa fue tan controvertido como el primero, impopular pero efectivo como anunciaba su publicidad. Recordemos que 20 años atrás la ciudad estaba colapsada en el transporte público, Peñalosa sacó adelante Transmilenio, una solución maravillosa para Bogotá, que aun con su hacinamiento ha sido de enorme utilidad al ciudadano y ejemplo para muchas ciudades que lo adoptaron.
En esta gestión que termina, Peñalosa le deja a la ciudad el sistema Metro, luego de 77 años de infructuosas iniciativas. Su tenacidad y decisión sirvió para que años venideros reconozcan los bogotanos, que por fin alguien fue capaz de contratar este necesario medio de transporte masivo.
De otra parte deja una gran cantidad de obras tanto mayores como menores que han sido el producto de una gestión proactiva y visionaria, algunas quedan para la ejecución de la nueva administración, esto gracias al macro sentido de metrópolis que tiene Peñalosa. Con los años la historia le reconocerá su labor y a la nueva alcaldesa el haberlas puesto en marcha.
Ahora ingresa la nueva administración, diferente a la anterior, la alcaldesa Claudia López muestra otro perfil, aplica criterio propio a sus decisiones, como por ejemplo continuar con la obra del metro elevado y apoyarlo para bien de la ciudad. Muchas de las obras y proyectos en curso no serán detenidas, quizas si observadas pero culminadas, pues no hay nada que perjudique tanto a las finanzas y desarrollo de una ciudad que no concluir lo iniciado.
Se advierte que el compromiso de la nueva alcaldesa es servir de manera directa al ciudadano, entrar en el detalle de sus necesidades, solucionar situaciones y servicios que clama la población, atender las prioridades de cara a la gente, pues ella se advierte con un perfil popular como se anuncia en la original posesión del primero de enero, junto a miles de personas en el parque Simón Bolívar, con un particular “picnic” de cara a la gente.
Le toca a esta mujer una tarea difícil, primero el Plan de Ordenamiento Territorial, algo indispensable para el presente y futuro de la ciudad. En materia infraestructural Bogotá necesita a gritos obras de descongestionamiento vial: puentes, intersecciones, vias alternas y lo más preocupante que es la recuperación de la malla vial inmensamente destrozada. Arreglo de andenes, disminución de la contaminación ambiental, zonas verdes, parques, espacio público, comercio informal, manejo del reciclaje, indigencia y dotación de baños públicos para la ciudadanía.
De otra parte el gravísimo problema de seguridad requiere de mano fuerte y sentido común. El nuevo secretario de gobierno Ernesto Gómez es un acierto por la experiencia y talante para hacer frente a la inmensa problemática de la ciudad. El resto del gabinete anunciado luce de alta calidad que brinda esperanza a una buena alcaldía para los próximos cuatro años. ¡Bogotá la necesita!