El debate electoral para el período 2003 en Bogotá se centró en dos candidatos: el popular líder sindical Lucho Garzón en representación del Polo Democrático quien había ocupado el tercer lugar para las elecciones del 2002 vs el reconocido abogado Dr. Juan Lozano Ramírez del movimiento Colombia Siempre.
Al final, el popular Lucho terminó ganando las elecciones al Palacio de Liévano con el 46% de los votos vs el 40% de Lozano. Es decir que Lucho obtuvo lo que se conoce en las ciencias políticas y sociales como la mayoría relativa más no la mayoría absoluta de la mitad más uno. Por lo demás, la izquierda siempre llega al poder por esta vía de la mayoría relativa, no la absoluta.
La gran pregunta que nos hicimos los bogotanos en esos momentos era: ¿Cómo iba a gobernar Lucho? Teniendo en cuenta que veníamos de una serie de períodos de estabilidad gracias al entonces profesor Antanas Mockus (1995) y Enrique Peñalosa (1997).
Durante la alcaldía del inefable Lucho se frenó el dinamismo en obras de infraestructura que venían con gran impulso de las anteriores administraciones. Además, en su ocaso se creó una figura que tiene en vilo a los bogotanos del 2018: el impuesto de valorización.
En efecto, fue durante la alcaldía de Lucho que se inventaron los del IDU este desagradable impuesto confiscatorio con el fin de adquirir recursos adicionales para desarrollar obras en el sur de la ciudad las cuales serían patrocinadas, subvencionadas, por los estratos 4,5,6. A los ciudadanos sí les cobraron el impuesto. ¿Recuerdan un recibo que llegó superior a los $ 66 millones? Al 2017, según el IDU, se han recaudado más de $1 billón. Sin embargo, las obras que estaban proyectadas nunca se construyeron.
Después de Lucho, vino el bueno del Samuel Moreno, elegido, de nuevo, por el Polo Democrático con sus reconocidos escándalos de corrupción: carrusel de las ambulancias, la calle 26 como grandes protagonistas a los Nule.
Luego, vino el Petro Caos, elegido de nuevo por el Polo Democrático, el cual condujo a la ciudad al estado de postración, pauperización y destrucción masiva en la cual se encuentra.
No contentos con lo anterior, al alcalde Peñalosa, elegido de nuevo por el Polo Democrático versión 2018, le dio por impulsar en el Concejo de Bogotá un cobro de impuesto de valorización con el fin de recaudar una cifra cercana a los $900 mil millones que tendremos que pagar los estratos 4, 5, 6 sin tener la seguridad que esas obras se harán en el futuro.
Peñalosa, al igual que Garzón, borró con el codo lo que hizo con la mano. Los bogotanos de los estratos 4,5, 6 nos quedaremos viendo un chispero cuando nos lleguen los recibos de valorización del IDU a partir de enero del 2019. Y, no lo pague para que vea lo que le sucederá.
Si hacemos cuentas, la izquierda carnívora en sus diferentes formas de lucha lleva enquistada en el poder bogotano más tres décadas. ¡Tres décadas!
¿Navarro o Claudia López, de nuevo por el Polo Democrático, para la alcaldía 2019?
Puntilla: Sin palabras, los capuchos de la Colombia Humana que tienen en el Petro Caos a la ciudad. Señores rectores Universidades Públicas: ¿Para cuándo un pronunciamiento en defensa de los bogotanos y no de los capuchos?