"Colombia siempre ha sido una aspiración de los Castro" (Fidel y Raúl Castro). Escuchar estas palabras en boca de Rosa María Payá, la joven líder cubana defensora de los derechos humanos y luchadora incansable por la libertad de sus compatriotas, suena como un campanazo seco de alerta seria para nuestro país. Hoy, es creíble y posible en medio de las protestas, el caos, la desestabilización democrática y el clima de desinstitucionalización que amenaza con llevar un comunista a la Casa de Nariño. “Nosotros vemos muchos peligros para Colombia por la injerencia del régimen cubano. No pueden olvidar que en La Habana está Gabino” advierte Rosa María Payá. Es como si algo tan "sabido" se escuchara por primera vez, sin tener la menor duda de la veracidad y legitimidad de esas palabras pronunciadas por la hija de Oswaldo Payá, el líder opositor asesinado por el régimen castrista en 2012. Él no vió a su pueblo libre, pero lo soñó: "El pueblo va renaciendo y el régimen va acabando" y las recientes protestas ciudadanas en la isla parecen anunciar el principio de un final.
Sería muy paradójico que mientras en Cuba "la dictadura está en un momento de suma vulnerabilidad", como lo afirma Rosa María Payá, en Colombia caigamos en las manos de sus alumnos más aventajados. Los mismos que en nombre de "los derechos humanos" no se sonrojan al aplaudir y defender a la dictadura cubana que reprime violentamente, desaparece y tortura a los ciudadanos que se atreven a pedir libertad, mientras en Colombia, ellos mismos, incentivan de manera solapada los desmanes, las movilizaciones violentas, los ataques a los policías y el desconocimiento de los derechos de las mayorías. ¿Será que necesitamos perder la libertad para comprender su verdadero significado?
Resuenan las palabras de muchos venezolanos que lamentan hoy no haber sabido leer los signos que presagiaban la llegada de la dictadura. ¿Somos ingenuos los demócratas colombianos? Conocemos el principio y el final de la historia: Venezuela, Nicaragua, Bolivia anuncian a gritos la realidad que nos espera. ¿Vamos a permitir que usando los medios de la democracia y en su nombre, llegue al poder un discípulo de los Castro para instalarse en la dictadura? Sería una locura cuando los cubanos parecen haber encontrado la fórmula para ponerle fin a la opresión. Ellos le temen hoy más a la falta de libertad que a la muerte.
En su intervención ante el Comité de Relaciones exteriores del Congreso de E.E.U.U., Rosa María Payá solicitó, entre otros, aplicar sanciones individuales a los altos mandos involucrados en violaciones a derechos humanos, petición acogida por el presidente Biden. Solicitó también romper el monopolio de las comunicaciones: que E.E.U.U. dé internet satelital a los ciudadanos, pasando por encima de la interferencia de la dictadura. Y, para resolver el problema legal, “se necesitaría que la comunidad internacional denuncie como ilegítimo el régimen castrista. Subir la presión sobre esa estructura que en este momento está mucho más frágil de lo que estuvo en toda su historia. Es una estructura muy bien definida, muy vieja, muy dura. Y las cosas duras son frágiles, se parten”.
Que la solidaridad hoy con el pueblo cubano y nuestra necesidad de autoprotección nos lleven a cantar con ellos: ¡Patria y vida!