Los enemigos de la iniciativa privada han repetido que los empresarios tienen una deuda social en Colombia. Es una estrategia más de las múltiples que han implementado durante décadas para desprestigiar la actividad empresarial y así poder imponer sus fallidas ideas que no han generado más que pobreza y miseria en el mundo.
Esta estrategia de repetir una mentira muchas veces hasta convertirla en verdad asusta, pero lo que en realidad genera pánico es que logren convencer a algunos, especialmente a aquellos que deben defender la iniciativa privada y además esperaría uno que conozcan cómo es, a través de la libre empresa, que se ha generado progreso y se ha superado la pobreza en el mundo.
Hace poco leí con asombro la propuesta de un dirigente gremial de crear un nuevo impuesto a la nómina (lo que sin duda destruiría la generación de empleo) para aportar al subsidio otorgado por el Gobierno con el nombre de “ingreso solidario”. Sorprendido, decidí investigar de donde venía semejante propuesta, y me informaron que era una forma de pagar la deuda social que tenían los empresarios.
Las empresas en Colombia y en el mundo son un motor generador de valor para toda la sociedad, cada centavo ganado por un inversionista generó antes miles de pesos en empleo, riqueza y bienestar. Para recibir utilidades el buen empresario primero tiene que comprarle la materia prima a un proveedor, luego ofrecer un bien o servicio que alguien necesita y venderlo, después les paga a sus empleados, termina pagándole a su socio mayoritario el Estado, y al final recibe un rendimiento por su inversión. En toda esa cadena se genera bienestar social para muchos actores. Pero no nos quedemos solo en el discurso de la economía, vamos a algo más práctica con dos ejemplos concretos.
Hace un mes, luego de cuatro de pandemia, me llamó Andrés, propietario de varios restaurantes y otros negocios del entretenimiento, llevaba cuatro meses acumulando millonarias pérdidas, ya los bancos no le prestaban más, pues su cupo de crédito estaba en máximo y era de un sector de alto riesgo. Me dijo que le ayudara a vender su casa, pues había decidido mantener a cada uno de sus empelados para no condenarlos a una tragedia. Este empresario está arriesgando su patrimonio para que sus empleados tengan su salario y puedan seguir sosteniendo a sus familias. Les pregunto a los lectores, ¿Tiene Andrés una deuda social?
Concluyo con otro ejemplo, el de Mauricio empresario propietario de un negocio de reciclaje que a pesar de no poder operar y por ende tampoco vender, le repartió a sus trabajadores cientos de tapabocas para que éstos los repartieran a sus seres queridos y así controlar la pandemia. ¿Tiene Mauricio una deuda social?
Cada empresario colombiano es un héroe, que, a pesar de las adversidades, de tener que pagar la sexta tasa impositiva más alta del mundo, decide generar valor y bienestar arriesgando su capital. Es un deber moral defenderlos y apoyarlos.
Twitter: @camiloguzmansa