¿Cuál cambio? | El Nuevo Siglo
Jueves, 30 de Junio de 2022

¿Cuál cambio? Mi entendimiento era que la sociedad colombiana pedía a gritos un cambio pues estaba hastiada del establecimiento. ¿Que la clase política corrupta de la que venimos oyendo hablar toda la vida no resistía un instante más?

¿Cuál cambio? Viejos exministros y politiqueros rodean al presidente… como chulos caen y miran a ver cómo se acomodan dentro del gran negocio que representa el rancio establecimiento colombiano… Lo que llamaba Álvaro Gómez el régimen. Eso que sí hay que cambiar totalmente. Y que de tanto repetirlo terminó costándole la vida a manos del mismo régimen.

Da pena ver expresidentes buscando figuración personal o familiar en este gobierno. Da vergüenza el partido conservador y todos doblegándose como lacayos, serviles, lambe platos al régimen buscando burocracia bajo el eufemismo de un gran pacto nacional. ¡Mentiras! Será la repartición de siempre para que no se acabe el régimen que ha gobernado consuetudinariamente.

¿Cuál cambio? A medida que se acerca el siete de agosto los nombres que suenan para el nuevo gobierno me trasladan a los años noventa pues todos son literalmente viejos zorros de la política cuyos fracasos y cuestionamientos dan para escribir libros completos...

¿Cuál cambio? Veo son unas amebas políticas cuyo único fin es reproducirse en el Estado para seguir parasitando en el régimen corrupto.

¿Qué cambió? Muchos ya ablandaron su narrativa antipetrista y ahora lo describen como un gran estadista digno de admiración internacional. ¿Qué de extraño tiene eso o acaso quiénes han patrocinado desde afuera las guerrillas en Colombia? ¿No son acaso los mismos que hoy aplauden el éxito de una gestión de décadas?

Hasta el mismo lobo con piel de oveja se expresa ahora como un social demócrata y convence a lacayos al mismo tiempo que exhibe camisas con cuello tipo Mao, Chávez, Fidel, Maduro, Cepeda, Correa, y Roy con R de robar.

Atuendo que según Rodríguez Lehmann en su libro "Con trazos de seda” se ha usado en Venezuela como símbolo de una nacionalidad ligada a lo rural, a la figura del llanero, a la figura del caudillo…  No por nada la usó Chávez al salir de la cárcel en 1994.

¡Hay vanidad… que enceguece a los hombres!  y que bien la describe el escritor Fernando González en su obra Los negroides (ensayos sobre La Gran Colombia de 1936):

“Vanidad significa carencia de sustancia; apariencia vacía… Una señora vieja que se dio a los pobres, a ‘la gota de leche’, a los ancianos, a los tísicos, y que si no hubiera pobres, niños hambrientos, ancianos míseros y tísicos, moriría de tristeza. Tal vieja rica tiene su gloria asentada sobre el dolor ajeno. Dice: Si Dios quiere, habrá leche para los niños…”. “Para ella, Dios es el mayordomo de su vanidad; los pobres le forman una corona de beatitud. Tal vieja es jefe del socialismo blandengue de León XIII...”

El pueblo ingenuo se asemeja al “príncipe Myshkin” y resultó siendo el mayordomo de la vanidad de Petro quien tiene su gloria asentada sobre la miseria del pueblo al que no ayudará jamás…

juanfelipereyes@hotmail.com