En medio de los escándalos de la corrupción que nos corroe y que afecta las tres ramas del poder público, ha producido una profunda conmoción las denuncias que involucran a tres expresidentes de la Corte Suprema de Justicia, que está deteriorando la confianza pública en las instituciones del Estado, cuya realidad hay que asumir para poder superar la complejidad de la coyuntura en que nos encontramos.
Dentro de las propuestas que se oyen, la senadora Vivian Morales ha radicado un proyecto que busca convocar una Asamblea Constituyente que bien podría retomar algunas de las propuestas de la fallida reforma constitucional última. Creo que el ambiente general del país está imponiendo la necesidad de acudir a un mecanismo de estas características que se ocupe no solo de los temas de la justicia, sino de los desajustes que se han advertido en la implementación de la Constitución de 1991.
Su propósito no podría ser el de expedir una nueva Constitución, sino el de adecuar lo que no ha funcionado bien del texto de la vigente, que incluya la estructura del régimen político, el régimen territorial y enfrente con la fuerza que se requiere el enorme problema de la corrupción.
Pero no creemos que este sea el momento oportuno para su convocatoria. Para que salga adelante se requiere comprometer el esfuerzo del Ejecutivo; por ello será tarea del gobierno que se instale el 7 de agosto de 2018. Por lo pronto, se han presentado al Congreso diferentes proyectos como la Ley de protección de denunciantes, la Ley de cabildeo, el estatuto de probidad y la Ley de restricción de beneficios penales, pero ello no es suficiente. Se reclama la adopción de instrumentos más eficaces.
***
La retórica surrealista del madurismo
El lenguaje que utilizan los burócratas del régimen de Venezuela es el del cinismo. Para ello, como en toda dictadura, el gobierno es la patria, cuando no cuentan sino con el apoyo de un sector minoritario de la población. Del mismo modo, el canciller Arteaga sostiene en forma irresponsable que “Bogotá se ha convertido en centro de la conspiración contra la democracia y la paz en Venezuela”.
Agregó que la decisión de recibir a la exfiscal Ortega “protege la corrupción y el delito en Venezuela”. Y siguiendo con la andanada de improperios contra doña Luisa Ortega, Maduro dijo: “Andas con la oligarquía colombiana, con los golpistas brasileños. Dime con quién andas y te diré quién eres.”
Para completar el cuadro, su sucesor, Tarek William Saab la acusa de “dictar más sobreseimientos que acusaciones, en casos de corrupción fraude y violaciones de derechos humanos, de proteger a quienes atentan contra la democracia y de ser la principal pieza para la ocupación militar de Venezuela”. Que desfachatez.
Muchos creen que en los 10 años de desempeño la exfiscal Ortega ayudó a encubrir los desafueros del régimen. Y en el marco del congreso realizado por Mercosur dijo que tenía pruebas del depósito de cien millones de dólares por Odebrecht a Diosdado y contra la empresa que compra alimentos en México.