Con el foco adentro | El Nuevo Siglo
Sábado, 19 de Febrero de 2022

¿Dónde ponemos nuestra mirada? ¿Cuál es nuestro foco? Generalmente, lo ponemos afuera…  mientras nos reconectamos y volvemos a mirar hacia y desde adentro.

Nuestra conexión esencial, esa con la cual nacemos, es un derecho inalienable que vamos perdiendo a medida que crecemos. Todo empieza en casa: padres desconectados de sí mismos, de su experiencia vital, crían niños que se evaden prontamente de su propia vida y aprenden a sobrevivir desde afuera. Esto lo hemos aprendido de generación en generación, por lo cual es -más que motivo de juicio y condena- una oportunidad para reflexionar desde dónde se ejercen la maternidad y la paternidad, para no dejar legados de alienación, sino de plena presencia. Veo cada vez más niños y adolescentes que tienen su existencia puesta en las redes sociales y los videojuegos, que aprenden muy tempranamente algo que estamos llamados a trascender: que la vida es una guerra y que se gana afuera: el adentro, perdido. Por supuesto, hay papás y mamás que hacen su tarea desde lugares de auto conexión.  ¡Necesitamos que sean más!

La escuela -que, con afortunadas y crecientes excepciones, sigue siendo mayoritariamente del siglo XX, desde las competencias y los análisis, no desde la vida y las síntesis, como la necesitamos en el siglo XXI- contribuye enormemente a que los estudiantes se descentren de sí mismos. Cada día bendigo a los profesores que me han apoyado a reconocer mi propia desconexión y que me han mostrado caminos de retorno. Bendigo también a todos los profesores que, desde el preescolar hasta el posdoctorado, en las aulas y fuera de ellas, apoyan a sus estudiantes a reconectarse consigo mismos.  Bendigo, igualmente, a esos maestros de la vida que en encuentros poderosos nos permiten reflexionar sobre nuestra existencia: el lustrabotas que mientras brilla el calzado nos dice la palabra precisa; el amigo que amorosamente nos invita a reflexionar sobre nuestros errores.

No se trata de vivir auto referidos y cerrar los ojos ante nuestros entornos.  Considero que el quid está en observar el afuera siendo conscientes de nuestro propio lugar, no enajenados de él. Juzgar y condenar es facilísimo, pues es solo cuestión de estar atentos del error ajeno, que ineludiblemente va a ocurrir, pues la vida está diseñada para equivocarnos. Creo que el punto es observar nuestros propios errores y los del otro con compasión y propósito de aprendizaje.

¿Qué es conectarnos con nosotros mismos? Avanzar en una relación consciente con nuestro propio ser. Digo avanzar, pues el proceso es arduo y tiene tanto mejoras como retrocesos. Si observamos nuestra respiración, lo que sentimos y pensamos, cómo nos equivocamos, podremos aprender a fluir amorosamente en la vida. Activemos nuestro foco interior y vivamos desde adentro hacia afuera. 

@edoxvargas