Claramente, el bien común es la razón de ser de un Estado de Derecho, estamos rajados hace rato. Si el bien común es sinónimo de paz, de justicia, de calidad de vida, de seguridad social, de solidaridad, de responsabilidad universal, de conciencia moral, de un Estado Social de Derecho (fundamento de nuestra Constitución). El Bien común implica: un gobierno que responde por cada uno de los colombianos. Mientras que privilegiar a algunos –supuestamente- para beneficiar a otros es desconocer la razón de ser del Bien común es pretender tapar el sol con las manos.
La siguiente lista es la punta del témpano de hielo contra el cual nos estamos estrellando:
- El ridículo salario mínimo que solo sirve para que los gobernantes se sientan tranquilos y puedan vivir su cuarto de hora en el poder, privilegiando a los que tienen todo.
- Los bancos usando las “tarjetas de crédito” de millones y millones de trabajadores -cobrando a los dueños de las tarjetas por usarlas- mientras otros se enriquecen con el dinero de los trabajadores.
- Hablando de créditos, ojalá, no terminemos como los UPACs que llevaron a la quiebra a cientos de miles de colombianos y al suicidio de incontables constructores. Igual, podría pasar con los carros vendidos con un año de gracia, para pagar la primera cuota.
- Los peajes en las carreteras se demoran menos en subirlos que el gobierno en definir el aumento del salario mínimo.
- La gasolina es otro sofisma: si somos productores de gasolina ¿Cómo suben el precio de esta cuando alguien, del exterior, sube el precio del petróleo?
- Las ofensivas multas (comparendos) por infracciones de tráfico están perjudicando a los que necesitan su carro para subsistir y no tienen como pagarlas. Cuando a los que sí tienen con qué pagar y no les duele y seguirán violando las normas. ¿No sería más justo una advertencia, y aumentar el valor la multa según el número de infracciones?
- Están jugando con unos mini-créditos que están ahorcando a incontables clientes que no tienen con qué comer para pagar las cuotas.
- Los jubilados son víctimas de políticas alcabaleras siendo que se trata del fruto de años de trabajo, como reserva para la vejez. Pero cada año es menor lo que reciben los jubilados frente al valor real de los bienes de consumo. Y peor aún cuando cobran por los servicios de salud -que poco sirven y se ve necesario acudir a algún seguro pre-pagado.
- El Iva, es un impuesto injusto y poco técnico que se suponía sería temporal, es otro de los juegos con la ley nos castiga, aún más, a la agonizante clase media.
Lo triste de este cuento consiste en que los llamados clase media están ahorcados, ya no dan más. Siendo que nuestros recursos naturales son fabulosos, nuestros trabajadores son sacrificados, cumplidores de su deber y han sido tolerantes: hasta ahora. Pero, muchos de los políticos no se han dado cuenta que Colombia somos todos, que distraer a los colombianos con temas ajenos al bien común no soluciona la pobreza de proyectos de desarrollo reales que beneficien a todos, como es debido en un Estado Social de Derecho.