Hasta el más desinformado de los colombianos percibe en carne propia la zozobra generada por la alta tensión en la frontera con Venezuela.
¿A qué horas terminamos convertidos en uno de los epicentros más frágiles de la geopolítica mundial?
Basta analizar la contundente declaración del vicepresidente de EE.UU, Mike Pence, para comprender nuestra vulnerabilidad: "Cualquier amenaza a la soberanía de Colombia enfrentará la determinación de EE.UU". Estamos parados sobre una bomba de tiempo, que amenaza gravemente nuestra seguridad. Parecemos esperar, en vilo, la chispa que desate la conflagración. ¿Una eventual detención de Guaidó al retornar a Venezuela? ¿Un incidente fronterizo? ¿Más atentados terroristas del Eln en Colombia? Entre el concierto musical solidario que evidenció el sufrimiento del pueblo venezolano y la quema de los camiones que transportaban ayuda humanitaria, transcurrieron menos de 24 horas.
Del entusiasmo y el consenso internacional inicial en torno al cerco diplomático a Maduro y el reconocimiento al Presidente Guaidó, se ha ido pasando lentamente a la desconfianza en la eficacia de las acciones emprendidas para derrocarlo. En unas sociedades acostumbradas a la velocidad y aceleradas por los medios de comunicación, todo el mundo espera resultados inmediatos.
Y lo que perciba la opinión pública nacional e internacional, también cuenta en este juego de ajedrez, en donde la coalición contra el dictador pareciera debilitar su impulso con cada minuto que Maduro permanece atrincherado en el Palacio de Miraflores, ganando tiempo mientras teje su continuidad, basada en la diplomacia global anti Trump.
Nuestra mayor vulnerabilidad radica en la personalidad del Presidente de EE.UU, que tantos ríos de tinta ha hecho correr y que tanto desconcierto político ha producido en su propio país y en el mundo.
¿Estaría dispuesto el impetuoso Presidente Trump a perder la partida frente a un dictador latinoamericano, sin antes recurrir a la fuerza? No parece probable.
¿La estrategia del grupo de Lima y el gobierno de EEUU era hacer evidentes las pruebas que permitan llevar a Maduro a la Corte Penal Internacional? Buena parte de este objetivo se consiguió con la quema de los camiones que transportaban ayuda humanitaria ¿Pero se tiene la garantía del proceder justo de la Corte?
El foco de atención volcado hacia la creciente propaganda anti Trump busca volver a enmascarar en la diplomacia ideologizada, las violaciones a los derechos humanos del régimen de Maduro, su protección a grupos terroristas, la acción indiscriminada de las milicias abusivamente llamadas bolivarianas, la corrupción de un sector de sus fuerzas armadas, el control político del gobierno cubano…y desvía la atención del propósito que mueve al joven Presidente colombiano: La defensa de la democracia, acabar con la protección a grupos terroristas y cortar el auge del narcotráfico, tan amparado en el corredor venezolano. El factor tiempo, usado hábilmente por Maduro, da la impresión de empezar a correr en contra de la coalición democrática.
A menos que haya una negociación secreta, para la salida de Maduro, el público expectante comienza a inquietarse con la prolongación de este ajedrez cada vez más peligroso, a medida que se ve la posibilidad real de convertirnos en territorio de guerra.