Los que afirman que el ejercicio de la política o como quien dice, la política, es una actividad dinámica y con esa expresión de dinamismo se quiere y se logra en muchos casos, cambiar el rumbo del accionar y pensar; invitan entonces a todos sus seguidores a secundarlos lo cual logran parcialmente, porque algunos tienen la capacidad de pensar por cuenta propia. Es la historia repetida en muchas ocasiones nacionales. ¿De no ser así se hubiera logrado, por ejemplo, el tránsito de la hegemonía conservadora en 1.930 después de cuarenta y cinco años de gobiernos conservadores? Igualmente después de diez y seis años de gobiernos liberales, desde 1930 hasta 1946, la llegada nuevamente del conservatismo con Ospina Pérez a la cabeza.
Hoy se está con unas ideas que siguen algunas personas y mañana hay que revisar. En un relativo corto tiempo algo que era considerado adecuado para el país, conforme a las circunstancias que se estén viviendo, deja de serlo. Pudiera decirse que quienes ejercen este noble ejercicio de la política son oportunistas que hoy están con uno de los que la ejercen y por su experiencia o sabiduría tienen ejemplo que ofrecer a sus conciudadanos. Pero ellos mismos se defienden haciendo notar que las cosas van cambiando y la inteligencia del dirigente es la de saber interpretar los cambios y saber los buenos y también los que no lo son. Hoy son partidarios de una manera de manejar la cosa pública y por la elocuencia o por el ascendiente, respeto y consideración que generan, proponen a sus seguidores tratando de convencerlos con sinceridad. No dejan de generar altas y bajas reacciones cuando en algunos de los casos les cuesta trabajo explicar las contradicciones entre lo que han predicado y lo que invitan a practicar.
Estamos a cerca de un año de la elección de quien haya de suceder a Juan Manuel Santos, mandatario hoy controvertido. Ya hay lista de aspirantes a sucederlo y a pedir el favor del pueblo, prefiero cambiar pueblo por votantes que somos todos los colombianos aptos para ello. Aunque aún no hay ningún candidato que haya sido adoptado como tal por un partido, por coalición de ellos o por el procedimiento de las firmas de ciudadanos aptos, sistema perfectamente válido que no deja de atentar contra la vigencia de los partidos. Pero bueno, así es y no dejaremos de tener diversas opciones cuando tengamos que ejercer el derecho y el deber de votar.
No podemos dejar de observar que Santos ha sido objeto de una oposición que puede calificarse de intolerante. Esta oposición tiene todo el derecho a optar a la presidencia, con o sin coaliciones contradictorias, como los votantes lo tenemos el de aceptar o no sus puntos de vista y votar en consecuencia. Las coaliciones entre unos y otros son perfectamente válidas; es precisamente el criterio de los votantes el que permitirá que estas surjan; ellos podrán analizar las contradicciones.