Escribo este artículo con un profundo y sincero sentimiento de preocupación. Veo que los diferentes proyectos que ha presentado el gobierno a consideración del Congreso de la República no han tenido el éxito esperado en su trámite.
Así, ha pasado con los proyectos como el de anti corrupción, la reforma política, la reforma judicial y el llamado de financiación. A propósito de este último proyecto, la versión entregada a la opinión pública colombiana sobre lo que salió, muestra que fue elaborado a varias manos y que el gobierno perdió el control en su trámite y, por tanto, está lleno de malos remates y seguramente muy pronto de nuevo nos veremos abocados a otro proyecto de reforma tributaria.
Esto no solo genera desconcierto sino preocupación, pues no se tiene clara la estabilidad jurídica y tributaria, y esto lleva a muchos empresarios en unos casos a demorar sus proyectos de inversión y en otros incluso a congelarlos. Igual puede pasar con los inversionistas extranjeros.
Todos estos inconvenientes me conllevan a decir que la falta de un acuerdo político de coalición o alianza que permita unas mayorías claras del gobierno en el Congreso que en otras palabras nos de gobernabilidad transparente y nos permita tener más claridad sobre el destino de nuestro futuro económico y político.
En la mayoría de países, cuando los gobiernos no tienen mayorías evidentes en los cuerpos colegiados, convocan las fuerzas políticas a acuerdos programáticos que permitan sus mayorías gobernar y buscar la composición de un gobierno que refleje esa mayorías, otorgando gobernabilidad con una coalición que refleje apoyo y que por otra parte también deje claro los partidos o fuerzas políticas que se declaran en oposición.
Así funcionan las democracias y la ley de mayorías que permite despejar los objetivos y avanzar en los planes de desarrollo y las reformas que se necesitan. Lo que tenemos que dedicarnos es a avanzar en una democracia donde imperen los valores de ética y los principios morales, un Estado de Derecho donde la justicia impere y no sigan presentándose casos de impunidad que vemos todos los días. Una democracia que pueda derrotar a todo aquel que viole nuestras normas y leyes y donde podamos darle a todos los colombianos un crecimiento con equidad y justicia social. No podemos seguir con la denominada mermelada pero no podemos confundir mermelada con coaliciones o alianzas que nos garanticen la gobernabilidad. Es hora de rectificar y convocar a una gran alianza por Colombia.