Ahora que prenden motores primeros precandidatos y candidatos a la Presidencia para 2018, además de quienes desbordarán apetito para ir al Congreso, se abre el capítulo nacional de expectativas, especulaciones y confrontaciones calientes.
Será una función en medio de reacciones molestas de sectores ciudadanos, por la repetición que impondrán los actores, quienes gritarán elogios, ataques, homenajes, verdades y mentiras para conseguir votos, como siempre.
Con certeza, se puede anticipar que la gente está distante y con desgano frente al festín. Y hay desgano, porque los actores no representan nada nuevo; sin duda, saldrán a la pista a repetir el libreto lleno de promesas para incumplir y proyectos apenas lógicos, como la cárcel para corruptos.
Es la misma carpa de cada cuatro años, preparada como escenario supuestamente democrático, en medio de lamentable violación de derechos y deberes a hombres, mujeres, niñas y niños, en las gradas del circo.
Esta vez, la convocatoria será en terreno inestable y fangoso, por imparable tormenta de corrupción, delito que disputa el primer lugar con narcotráfico y violencia en general, en la pesada, clasificación de delincuencia nacional.
Los aspirantes actuarán en matiné, para integrar Congreso. Competencia reñida caracterizada por reuniones extravagantes, prendidas con música y licor de partidos y movimientos regionales, con novatos, veteranos y mañosos en la vida circense.
La nocturna, función principal, reunirá a precandidatos y candidatos presidenciales; hasta ahora no hay decididos del todo, algunos dejan entrever posibilidad de salir a la pista, pero el ambiente no es el mejor.
Pocos se entusiasmarán, porque a la vista tienen a La Guajira, deplorable departamento, con gobernadores y alcaldes corruptos, en medio de crecida mortalidad infantil por hambre. Debería estar intervenido ese departamento por el Gobierno Nacional.
Se sabe lo que dirán los candidatos. De un lado, anticorrupción, cumplimiento de Ley, desarrollo, salud, trabajo, educación y demás florituras; otros, llamados opositores, dirán lo mismo, posando de sabios, expertos, honestos y serios. Repiten al jefe.
Muchos demostrarán que, nunca han estado en listas dudosas o confirmadas por la Fiscalía. Ahí comenzará la confrontación caliente, para que los enfrentados, dejen claro, si han conocido en sus bolsillos a Odebrecht.
Es el número central del espectáculo, que convierte al país en circo. Ojalá la sorpresa, no sea un imitador de Donald Trump, en trampolín y marionetas.
Como este país, es imitador de todo, el público puede atemorizarse con un ´Trump colombiano´, aunque a muchos les gusta que haya payasos en la pista. Es relato de ficción del circo electoral que viene.