Peligrosa polarización
La resistencia del 60 por ciento de los encuestados a la reelección presidencial es el primer escollo que debe encarar J. M. Santos, en la contienda por el período 2014-2018. Los analistas critican la poca comunicación del Presidente con la opinión pública. El desempleo es un ejemplo aleccionador: se ha reducido a un dígito y, sin embargo, el nivel de desaprobación de esa política es del 75 por ciento. Además de la percepción de inseguridad, las gentes señalan como factores de incomunicación, la “bogotanización” del Gobierno, que se manifestó con un solo ministro del Caribe (muy bueno, por cierto) en el primer gabinete; la falta de liderazgo de los altos funcionarios en sus regiones; el lenguaje melindroso, más que diplomático, en temas particularmente sensibles como el fallo de La Haya y los retos altisonantes de Maduro. Se ha extendido la idea de que el Gobierno Santos no ejecuta, que “no ha hecho nada”. Y a pesar de avances recientes, se insiste en el atraso en infraestructura, la impericia de Colombia Humanitaria y el trámite engorroso de las regalías.
Sin duda, la gran carta de Santos es el proceso de paz, aunque no ha logrado que se entienda el diálogo con las Farc, sin cese el fuego. Además, la guerrilla se ha dedicado con sus actos criminales y estridencias verbales, a sembrar de desconfianza el proceso de La Habana.
¿Se avecina la derrota de Santos? Pues no. El Presidente es un hábil luchador y las dificultades de su principal adversario no son pocas. Con su reconocida tenacidad el expresidente Uribe ha logrado convertir al Centro Democrático en un partido de masas, que siguen con apasionamiento a su caudillo, pero que no muestran interés en los candidatos presidenciales, quienes hacen un esfuerzo enorme por sobresalir entre sus pares, sin conseguir, hasta hoy, reconocimiento suficiente en las propias huestes uribistas. También, en amplias zonas geográficas, se sigue a Uribe para que se vengue de la “traición de Santos”, pero, los candidatos al Senado siguen siendo locales. Se le ha creado al expresidente un problema, que aún no sabe cómo contrarrestar.
No hay nada claro en esa polarización. Aunque Uribe obtendrá una buena bancada en el Congreso, ese triunfo puede resultar insuficiente para lo que más desea: derrotar a Santos. Todo indica que la estrategia de la consulta popular en marzo, no es la más afortunada. Como en los reinados de belleza, nadie queda contento con el virreinato. Algunos consejeros del expresidente le han planteado que debe reservarse la oportunidad de escoger a un ganador, así no esté aún en el escenario. Nada descabellado.
Finalmente, ¿no es esta polarización, campo propicio para la izquierda? Si ven posible conquistar el vellocino de oro de la Presidencia de la República no son nada tontos para quedarse quietos. Buscarán el Jasón que los conduzca al inefable Socialismo del siglo XXI.