Carlos Martínez Simahan | El Nuevo Siglo
Sábado, 14 de Marzo de 2015

PÁGINAS

Urgente: referendo para la Justicia

El  poder premonitorio de la poesía se hace presente ante el caos moral que sufre la Justicia colombiana. “…Cuando la espada que usa la Justicia aunque desnuda permanezca casta…”, había exclamado antaño Castro Saavedra, en versos que recogen la angustia nacional. Actuaciones dudosas en la Rama Judicial, en todas las regiones y a todos los niveles, se observan día tras día. Como el ambiente de amoralidad y ligereza ha logrado asfixiar hasta a los magistrados probos, se dejó de creer en los administradores de Justicia. El afán de figuración de altos jueces, sin luces y ética para usar la toga, ha conducido a torcerle el cuello a la Constitución, al Derecho. Por eso, por la habilidosidad para escalar sin merecimientos, la ambición del dinero fácil y su ostentación, la ciudadanía cree en los señalamientos, sin importar las pruebas Sin duda, el estremecimiento es general. Se acrecienta el clamor por un cambio en la Justicia colombiana. En todas partes se habla de esa degradación lamentable y fatal.

Ahora bien, no es fácil el camino para cambiarle al rostro a la Rama Judicial, ni hay soluciones milagrosas. Pero lo inevitable se debe afrontar con diligencia. Es la ocasión para que el presidente Santos convoque a un acuerdo político, como lo ha sugerido el expresidente Andrés Pastrana. Sin desconocer las dificultades del trámite, en tal escenario puede acordarse un referendo constitucional para la reforma de la Rama Judicial. Con ese objetivo, el Gobierno constituiría una comisión a semejanza de la creada para la Reforma Tributaria, que entregue en pocos meses un proyecto. En la comisión se escucharían a los voceros más calificados de la Rama, de la Academia y del foro. Posteriormente, el Gobierno analizaría la propuesta y presentaría el proyecto de ley correspondiente al Congreso, con mensaje de urgencia. Allí se darían amplias deliberaciones. Luego del control constitucional, lo aprobado se sometería a referendo. La reforma sería el resultado de la intervención de todos los estamentos de la nacionalidad: Gobierno, Academia,  Rama Judicial, Congreso y el pueblo soberano. La legitimidad de una reforma judicial así lograda facilitaría su aplicación y sería la respuesta-solución al desorden actual, a la falta de compromiso moral con la Justicia, que es la mayor amenaza al régimen democrático, puesto que destruye la convivencia y siembra de inseguridades el futuro de nuestra sociedad, de la República misma.

Todos debemos preguntarnos si estamos haciendo lo debido. Es el consejo socrático de Sandel, que obliga a darle oportunidad a la rectitud de conciencia y prevalencia al bien común. Tenemos derecho a soñar, como nos enseñan los poetas.       

P.S.        Con la presencia del expresidente Pastrana y Marta Lucía Ramírez en la Comisión Asesora de Paz, el presidente Santos rectifica la exclusión del Partido Conservador en las negociaciones de La Habana  y se reconoce la tradición pacifista de la colectividad azul. La invitación y la aceptación, son del talante de los estadistas.