Carlos Holmes Trujillo | El Nuevo Siglo
Domingo, 1 de Mayo de 2016

 

Nuevas elecciones en España

 

TODO lo que sucede en España tiene importancia para Colombia. No solamente por lo que significa históricamente, sino debido al papel que juega en el escenario de la Unión Europea cuando se trata de los intereses de nuestro país.

Los avances que se han logrado en las relaciones con dicho bloque obedecen, en buena parte, al apoyo de los españoles.

 

Durante el proceso de negociación del acuerdo comercial con la UE, por ejemplo, siempre estuvieron presentes, tanto para impulsarlo como para contribuir a superar los difíciles momentos que se enfrentaron.

 

Ese apoyo fue evidente en el consejo de la unión, en la comisión y en los integrantes de las bancadas de los distintos partidos en el parlamento europeo.

Lo mismo sucedió a raíz de la decisión reciente de eliminar el requisito del visado para el ingreso de nuestros connacionales a Europa.

 

De otro lado, el fortalecimiento de la democracia española al igual que el desarrollo del país, son aspectos que suscitan interés en Colombia.

Por esa y otras razones, es conveniente darle una mirada a la evolución política de los meses recientes.

 

En las últimas elecciones  los españoles votaron pero no decidieron.

Los votantes resolvieron castigar al Partido Popular por los escándalos de corrupción que lo han afectado,  pero éste partido ganó las elecciones.

Quizás se tuvo en cuenta el buen manejo de la política económica en momentos de gran dificultad, no obstante que los índices de desempleo, especialmente el juvenil, siguen siendo motivo de preocupación.

 

Igual cosa sucedió con el PSOE.

 

El legado del Gobierno de Rodríguez Zapatero y las incertidumbres durante la transición en el liderazgo de la colectividad  llevaron a muchos de sus electores tradicionales a abandonarlo en beneficio de otras colectividades.

A pesar de todo fue el segundo partido más votado.

 

Las expresiones de rebeldía y de malestar se manifestaron mediante apoyos a Podemos y a Ciudadanos.

 

Los primeros recogieron los sentimientos de inconformidad de los electores afectos a la izquierda, y los segundos crecieron gracias a la adhesión de votantes tradicionalmente amigos del PP, quienes se decidieron a favor de una opción distinta sin abandonar sus principios históricos.

 

Pero ninguno de los dos partidos nuevos recibió el número de votos necesarios para transformarse en opciones decisorias y con capacidad de formar Gobierno.

En resumen, los españoles expresaron su malestar frente a las organizaciones partidistas tradicionales, proclamaron su deseo de cambio y evidenciaron el temor a dar el paso definitivo, sin que ello impidiera darle fuerza a los grupos voceros del cambio.

 

Esta falta de decisión es la que impidió hacer los acuerdos necesarios para formar un nuevo Gobierno en los últimos meses.

 

Y ante la imposibilidad de lograrlo, el desenlace fue el que muchos anticiparon.

Se anunció la convocatoria de nuevas elecciones.

 

Es aventurado asegurar qué va a suceder, pero los primeros pronósticos anuncian que el PP ganaría algunos escaños adicionales, el PSOE perdería votos, que Podemos se debilitaría y que ciudadanos repetiría su comportamiento electoral.

Esta es una visión muy preliminar, claro está.

 

Sin embargo, el mensaje que pretende transmitir consiste en  que la búsqueda de la seguridad, frente a la incertidumbre política que se está viviendo, será el sentimiento que predominará cuando los electores acudan nuevamente a las urnas.

 

No es aventurado mirarlo así, toda vez que el ambiente general hoy es el de fracaso debido a que no fue posible formar Gobierno después de las últimas elecciones.

 

Los españoles están inconformes pero quieren estabilidad.