Estímulo al voto en blanco
El día en que se conoció que Germán Vargas Lleras será el candidato a la vicepresidencia del presidente Santos en la búsqueda de la reelección, un amigo trinó: “Los políticos colombianos están haciendo todo lo posible para que más gente vote en blanco”. Y, hay que decirlo, tiene toda la razón.
En una coyuntura en que es evidente el cansancio de la opinión pública con la polarización entre un expresidente y un presidente y sus más cercanos seguidores, se agrega combustible pasando a Vargas Ll. de la retaguardia a la primera línea para que el santismo tenga más definición y carácter. De esta manera la polarización ya no será solo personal e irresponsable entre dos egos exacerbados, sino que se irradiará tanto al “uribismo” como al “santismo”, tornándose en irremediable.
En un momento en que más se percibe el hastío con la hipocresía imperante en gran parte de los políticos de profesión, las fotografías en los diarios que ilustraron la noticia mostraron dos hombres que no se miraron a los ojos sino a las cámaras, al mismo tiempo en que se dieron una “palmadita” en la espalda y “estrecharon” sus manos. Es decir, quisieron mostrarse irrebatibles pero la gente leyó muchas cosas menos confianza y transparencia. El mismo Vargas Ll. se delató diciendo: “he tomado la decisión de confiar en Juan Manuel Santos…” y muchos pensaron: uno sencillamente confía, no tiene que tomar la decisión de confiar.
Ahora bien, digamos que Santos no le dio importancia a lo anterior porque son aspectos de forma y que lo importante es el mensaje explícito que quiso dejar cuando declaró algo así como que quería una “vicepresidencia diferente, más activa ejecutora de los grandes proyectos que vendrán para seguir en la ruta de la prosperidad” a lo que Vargas agregó “voy a tener influencia para darle continuidad al programa de vivienda, con unas metas mucho más ambiciosas, con políticas complementarias a las ya ejecutadas…”.
Es decir, como dijo Angelino Garzón “más cemento…”, lo cual no es que sea innecesario, lo que sucede es que no trasluce la visión que el país necesita hoy…, por ende, las prioridades derivadas son equivocadas. Colombia sí necesita más cemento pero ético para recuperar nuestro capital social (confianza entre las personas y hacia las instituciones), que se ha deteriorado de manera preocupante. Si no ¿cuál es la raíz de las interceptaciones llegando hasta el e-mail privado del Presidente?
Todo indica que Santos no se ha dado cuenta de que no basta la lucha legal contra la corrupción, sino que es necesaria una política de restauración y promoción de los valores éticos en todos los niveles, una auténtica pedagogía social de la ética que nos devuelva las bases sólidas sobre las que se puede establecer una convivencia profunda entre los colombianos, como requisito “sine qua non” para terminar bien el conflicto armado con las guerrillas y emprender de verdad y sobre bases sólidas la ruta de construcción de la paz.