¿Hacia dónde va el Partido Conservador?
Si sigue la “visión” de los “cepedistas” pasará a ser un administrador de avales.
La primera declaración que hizo Omar Yepes cuando asumió la Presidencia del Directorio fue: “El partido debe dejar de ser vagón y pasar a ser locomotora”. Y más adelante le escuché decir que el principal problema del partido era el de su “sobrevivencia” como alternativa de poder. ¡Verdad de a puño! No obstante, algunos senadores como Efraín Cepeda, o no comulgan con la visión de Yepes o sencillamente su “cómo” lograr ser alternativa de poder se funda en una visión “pragmática”. Otros dirán “es que la mermelada…”, lo cual de todas maneras sería una consecuencia de ese pragmatismo que le dicta la conveniencia de apoyar la reelección de Santos, porque - como declaró en El Tiempo-: “el partido se podría quedar sin la oportunidad de una buena candidatura para el 2018”.
De cualquier manera que sea, para quienes coinciden con Cepeda surgen interrogantes como los que siguen. “El Partido Conservador no sigue hombres sino ideas” reza uno de sus principios de acción política provenientes del legado de Mariano Ospina, ¿cuáles de las ideas del gobierno Santos son de la esencia conservadora? ¿Cuáles ideas o políticas del actual Gobierno propenden por proteger e incentivar las familias? ¿Cuáles por rescatar de la pobreza intelectual y moral a muchos colombianos?
Aún más, el artículo 1° de los Estatutos -reformados cuando Cepeda fungió como presidente del Directorio- comienza diciendo “El Partido Conservador Colombiano es una organización política de centro…” Entonces algún “Cepedista”dirá ¿acaso Juan Manuel Santos no es de centro? La respuesta es sí, pero de un centro que podríamos llamar “light”, o sea “ecléctico”. Es decir, de uno bamboleante que por su insuficiente anclaje carece de norte para conducir un país con la debida firmeza y claridad en los grandes objetivos constitucionales; de un centro cuyas convicciones tratan de expresarse solo cuando las encuestas o el futuro electoral lo demandan.
En realidad el verdadero centro, el que pretende asumir el Partido Conservador, se sustenta en convicciones provenientes de un cuerpo de “ideas fuerza” tales como la dignidad de la persona humana, el criterio de mérito a la hora de escoger funcionarios públicos (muy distinto a la mermelada), el concepto del progreso fundamentado más en lo intelectual y moral que en lo material (“prosperidad para todos”). En fin… Pero los “Cepedistas”, los que en julio visualizaron la oxigenación del partido al colocar en el “congelador” las pre-candidaturas a la Presidencia para darle prevalencia a la campaña al Congreso, recibieron un “baldado de agua fría” con la última encuesta que coloca al partido de Quinto entre las preferencias de los colombianos, lo cual habla elocuentemente de su acertada “visión”.
Contundente y cruda fue María Isabel Rueda en la W cuando dijo recientemente: “hoy en día la máxima discusión ideológica de los conservadores es si invitan al Presidente Santos a la convención”.