Lo bueno, lo malo y lo feo
Pese a que “nada está acordado hasta que todo esté acordado” el anuncio del acuerdo en La Habana sobre participación política produjo un evidente impacto en la coyuntura que atraviesa el país. Cómo no iba a impactar escuchar, entre otros aspectos, que las Farc están dispuestas a “dejar las armas”, a participar con los otros partidos en la discusión del “Estatuto de la Oposición” y que se acordaron medidas para ampliar la democracia en las regiones más afectadas por el conflicto. Si a esto sumamos lo acontecido en el reciente “paro agrario” se puede afirmar que las Farc y el Gobierno mostraron que las apuestas están subiendo en “el póker” que ha venido jugando Santos.
Por eso el país político en general no se podía quedar atrás y reaccionó como vimos. Por ejemplo, después de proponerles a los líderes verdes que sacrificaran sus pretensiones presidenciales para que desde el Senado ayudaran a construir la paz dejando que el presidente Santos termine el proceso, Claudia López respondió a la negativa de Peñalosa tuiteando “si no construimos nuevas mayorías en las regiones que se reflejen en el Congreso da lo mismo si el presidente es Santos, Peñalosa o Navarro”. A su turno el senador Roberto Gerlein declaró: “Nosotros tenemos ante todo que preocuparnos de elegir senadores y representantes. De que la provincia venga a Bogotá en el nombre de sus elegidos…”.
Lo bueno de todo lo anterior es que se oxigenó la dinámica política volviendo sus ojos de manera más decidida hacia las regiones. Lo malo es que no se está mirando al mediano plazo. Lo feo es que las Farc pueden ganar mucho sin méritos suficientes.
En lo inmediato creció la posibilidad de que Santos vaya por la reelección pues aumentaron las probabilidades del éxito electoral incrementadas además por la manera como sigue repartiendo la mermelada. De esto habla elocuentemente de su “maquiavelismo siglo XXI” lo que acaba de lograr con una de las “promesas” del conservatismo. Me refiero al senador Chavarro quien en un reciente discurso en el congreso programático del Partido Conservador ganó aplausos al enfatizar en la necesidad de tener candidato propio a la Presidencia. Pues bien, el santismo lo nombró “líder regional de la fundación Buen Gobierno”. “La política es dinámica” dirá el joven y fogoso senador.
En cuanto a las posturas de López y Gerlein, dejaron a un lado el mediano plazo no viendo el hecho de que Colombia sigue siendo un país presidencialista y que, por ende, va en aumento el margen de maniobra de las Farc para que una vez más se conviertan en un actor relevante -si no en el principal como en vísperas del Cagúan- para inclinar la balanza en las elecciones presidenciales, teniendo así “en bandeja” la posibilidad de “presionar” para sacarle al Gobierno más de lo que podrían merecer en sus pretensiones de poder.
En fin, mientras que Santos juega al póker las Farc siguen jugando ajedrez, y…