CARLOS ALFONSO VELÁSQUEZ | El Nuevo Siglo
Lunes, 29 de Septiembre de 2014

Para terminar el conflicto

 

“El proceso que adelantamos en La Habana desde hace dos años con la guerrilla de las Farc ha sido serio, realista, digno y eficaz, y tiene avances concretos”.

 

El  un aparte del discurso del presidente Santos en la Asamblea General de la ONU. Discurso que, es justo reconocerlo, hizo que muchos colombianos nos sintiéramos orgullosos. La postura del Jefe de Estado en el foro mundial fue respaldada con la simultánea publicación de los acuerdos hasta ahora alcanzados en la mesa de La Habana.

Se puede afirmar que si las actitudes del equipo negociador del Gobierno y la de las Farc se mantienen, el riesgo de que no se arribe a todos los acuerdos, es hoy día medio-bajo. Esto claro está si la mesa se pudiese mantener “indiferente” al ambiente político-militar del país que, casi a diario, es aquejado por las repercusiones que en la opinión pública tienen las acciones violentas de las guerrillas y las operaciones militares, las mismas que motivan declaraciones agresivas de servidores públicos como el Ministro de Defensa o congresistas de la bancada uribista.   

El punto a resaltar es que así el Presidente y su equipo de gobierno tengan razones para mostrarse optimistas por el futuro de la negociación, el que no haya cese el fuego y ni siquiera disminución de las acciones violentas del conflicto, constituye un riesgo latente para la ruptura o al menos para el estancamiento de las conversaciones de La Habana, en momentos en que han entrado a discutir el punto más álgido de la agenda.

El punto más álgido, entre otras razones, porque a diferencia de los acuerdos publicados el de víctimas mira al pasado. Me explico, los “avances concretos” a los que se refirió Santos en su discurso se han facilitado porque lo acordado se logró sin juicios de valor y con la mirada puesta en un futuro por construir, en lo cual no es muy difícil confluir. Pero en lo que sí va a haber muchas más dificultades para converger es en lo que viene, pues se trata del enjuiciamiento de un pasado sobre el cual las víctimas, y en general los colombianos reclaman la verdad con las respectivas responsabilidades. Al respecto, lo que aconteció en el Senado durante el debate promovido por el senador Iván Cepeda fue sólo un anuncio de lo que se avecina.

Vienen momentos de tensión que sumados a la negociación en medio del conflicto señalan un semáforo en amarillo. Así pues, si se quieren reducir los riesgos de ruptura o estancamiento, convendría que paralelamente a la Mesa de La Habana se buscaran acuerdos para el des-escalamiento bilateral de las acciones violentas, que de paso irían ambientando el cese el fuego al final de la negociación. Hay formas de hacerlo, lo que falta es más pensamiento estratégico.

@cavelasquezrome