Carlos Alfonso Velásquez | El Nuevo Siglo
Lunes, 25 de Mayo de 2015

La memoria histórica militar

 

Pese a los vientos de guerra que aún soplan de manera intermitente, paulatinamente las Fuerzas Militares (FF.MM.) han venido reorganizando su estructura de comando en concordancia con el momento histórico que atraviesa el país cuya gestión corre bajo la responsabilidad del Jefe de Estado. En otras palabras, demostrando una vez más su subordinación al Presidente de la República, la institución castrense se mantiene en sintonía con un Estado-Nación que, aunque con los obstáculos que nunca faltan, avanza hacia la terminación del conflicto armado con las guerrillas, para de esta manera continuar construyendo la paz.

Por lo anterior después de noticias como la que en su momento dio cuenta de la designación del general Javier A. Flórez a la cabeza del Comando Estratégico de Transición (COET), se han ido tomando decisiones organizativas tanto en el Comando General de las FF.MM como en el COET. De esta manera se crearon jefaturas como la de “Apoyo a la Justicia Transicional” en el primero y la “Jefatura de Análisis de Contexto para el Posconflicto” en el segundo, cada una con una dirección dedicada al estudio y construcción de la “Memoria Histórica Militar”.

Ahora bien, es importante tener en mente que la historia militar que allí se construya será una de las historias que se desprenderá de lo que Ortega y Gasset llamaba estructura esencial de la realidad histórica: “Necesitamos conocer la estructura esencial de la realidad histórica para poder hacer historias de ella…”. Es esta la perspectiva adecuada para enjuiciar trabajos como el informe general de Memoria Histórica ¡Basta ya!, y el de la Comisión Histórica del Conflicto, como se conoce al grupo de 14 académicos acordado por los negociadores en La Habana. Es decir, dichos esfuerzos constituyen importantes avances, no definitivos, que contribuyen a la concreción de esa estructura esencial de la que hablara Ortega. Con lo anterior no se quiere decir que primero hay que construir dicha estructura para luego continuar con la historia militar, pues son procesos paralelos que de hecho ya están andando y que más adelante tendrán que converger.

De todas maneras la historia contribuye sensiblemente a interpretar la realidad a través del tiempo y en este aspecto conviene traer a colación lo que sostiene J. Marías: “la realidad no se agota en ninguna de sus interpretaciones, pero solo se mantiene en ellas”. Lo que en otros términos quiere decir que la realidad histórica aunque incompleta es una porción de ese espejo roto con el que podemos asemejar la verdad histórica.

Es pues de esperar que la porción del espejo roto que constituirá la memoria histórica militar contribuya a la verdad. Así contribuirá a la paz del país relegitimando además el papel desempeñado por la institución castrense.