MANDATARIOS INVESTIGADOS
Elección perversa
“La honradez viene de cuna”
La posesión de gobernadores y alcaldes a partir del pasado 1 de enero para los próximos cuatro años, nos lleva a pensar por lo menos en dos asuntos:
Primero, nos parecerá poco el tiempo si la administración es buena, honesta y exitosa; pero tedioso y largo, si por el contrario su mandato resulta un fiasco.
Dicen por ahí que "no hay buenos o malos mandatarios, sino mandatarios con plata y mandatarios sin plata”.
No obstante, esa es una concepción miope y absurda sobre lo que debe representar la administración pública.
Sanear las finanzas de un municipio o de un departamento y actuar con discreción, prudencia, austeridad, ecuanimidad y respeto es de hecho una gestión acorde con una buena administración.
La inescrupulosa repartición "del botín", es por el contrario, el reflejo del descaro y de la irresponsabilidad como una forma aberrante, enfermiza y delincuencial de ejercer la función pública.
Pero lamentablemente así sucede muchas veces existiendo "inversionistas" que lo auspician y financian con la exigencia de la reciprocidad perversa. Circunstancia que amerita una seria reflexión sobre lo que representa el verdadero servicio a la comunidad y no un negocio para su enriquecimiento y el de sus amigos, sin medida ni consideración alguna.
La honradez viene de cuna y la persona íntegra se forma dentro de una escala de valores inalienable. Lo grave está en elegir mal y, más grave aún, volver a elegir a alguien con antecedentes.
La diferencia entre un raponero de la calle y un gobernante ladrón está en que el primero lo escoge a usted para robarle y el segundo es usted quien lo escoge con su voto, haciéndose cómplice de sus fechorías.
Lograríamos muchísimo si por lo menos no se premiara la corrupción.
Sin embargo, igualmente debemos reconocer que también hay gobernantes capaces y honestos, pero no los dejan trabajar si no satisfacen las peticiones de los políticos que los ayudaron a elegir. Y es ahí donde se hace indispensable actuar con carácter, sin renunciar a la ética y a la moral. Viene ahora como segundo tema, el posconflicto.
Y al respecto nos preguntamos:
¿Cómo esperar de quienes fueron elegidos por movimientos políticos contrarios a los acuerdos de paz, que vayan a comprometerse realmente con esta causa no siendo la suya?
Por su puesto, lo ideal es que reflexionen y se dediquen a trabajar en los programas previstos para tal fin.
No es fácil entonces construir un panorama optimista con mandatarios territoriales con ideales y propósitos contrarios a los de la comunidad, así haya sido ésta quien inconcebiblemente se haya prestado para elegirlos.
"La revocatoria del mandato es un derecho político, por medio del cual los ciudadanos dan por terminado el mandato que le han conferido a un gobernador o un alcalde". (Artículo 6, Ley 134 de 1994); pero está demostrado que en Colombia no opera.
Así las cosas, ante la equivocación solo queda esperar que prosperen las denuncias, sin olvidarnos que lamentablemente este es un país donde la justicia también ha sido permeada por la perversidad.