“Un campanazo para las universidades colombianas”
MÉDICOS VETERINARIOS
Profesionales agropecuarios
“DÉFICIT de aproximadamente 13 mil médicos veterinarios y zootecnistas en Colombia frente a los TLC”, anuncio Uniagraria en enero de 2013, cuando para esa época se hablaba de 17 mil existentes en el país, sin incluir los que laboraban en clínicas, en salud pública, en investigaciones y en docencia, entre otros, y se necesitaban 30 mil.
Otra publicación en El Colombiano.com, dos años atrás se había referido a las 20 carreras con más demanda laboral en Colombia comenzando por los administradores, economistas e ingenieros, seguidos por los graduados en negocios Internacionales y en sistemas, sin que para nada se mencionara a los médicos veterinarios y los zootecnistas; ni siquiera a otros profesionales del sector agropecuario.
La realidad es que aun habiendo una oferta profesional disponible para ese entonces de 17 mil profesionales de esa disciplina, que ahora puede estar acercándose a los 18 mil, muchos estaban desempleados, encontrándose hoy en iguales o peores circunstancias; o sea, subempleados o dedicados a otras actividades. Quiere decir, que el agro colombiano no está preparado para aprovechar las oportunidades de los mercados externos y quienes han querido hacerlo lo han venido haciendo a un ritmo muy lento.
El esfuerzo debe encaminarse a mejorar la productividad, la calidad y a cumplir con los protocolos sanitarios. A garantizar la trazabilidad y la inocuidad de los alimentos, que son precisamente los aspectos en los que se requiere del servicio de estos profesionales.
De la misma manera, otro estudio del Observatorio del Mercado de Trabajo y la Seguridad Social de la Universidad Externado de Colombia, relacionado con las profesiones más rentables y con más facilidad de encontrar empleo con salarios por encima del promedio, no incluye a las agropecuarias, estas solo aparecen en la lista de salarios y probabilidad de empleo por debajo del promedio, al lado de Artes Plásticas, Deportes y Antropología.
Así las cosas y observando en contexto, vemos que la población económicamente activa buscando trabajo, entre ellos los profesionales del agro, supera la generación de empleos aumentándose la tasa de desocupados, en contravía de un supuesto escenario de oportunidades que traerían consigo los TLC, asociadas con un gran mercado potencial para las exportaciones.
De continuar así, podría llegar a suceder que si las empresas colombianas no se preparan, las extranjeras que aquí se establezcan podrían traer su propia planta de profesionales idóneos de otros países.
Es este entonces, un campanazo para las universidades colombianas cuya labor no puede seguir siendo la de graduar en serie y de acuerdo con parámetros tradicionales ya obsoletos, sino más bien procurar porque la formación académica satisfaga la demanda laboral a tono con la globalización.
La implementación de las políticas de primer empleo y el supuesto impulso al sector agropecuario durante el posconflicto es otro escenario ligado a esta problemática, y para el cual se necesita además de verdaderos estímulos para la inversión, de un ambicioso programa de los ministerios de Agricultura e Industria y Comercio como del Ministerio de Hacienda y por supuesto del Ministerio de Educación y de Planeación Nacional con un propósito integral.