INVERSIÓN PARA EL CAMPO
Plan de Desarrollo Santos II
Poco se ha dicho sobre El Plan Nacional de Desarrollo "Santos II"; o sea, el que ha de ejecutarse entre los años 2015 a 2018. Sabemos que éste se encuentra en proceso de elaboración por profesionales de altísimo nivel. No nos queda duda de su compromiso y su compenetración técnico-política en el asunto. Su línea es la paz, pero especialmente el posconflicto. Sus principales puntos de referencia son los acordados en La Habana. Entre tanto, vaya uno a saber si la firma de la paz suceda el año entrante, en el 2016 o termine el cuatrienio sin lograrse.
Apreciación de la cual se infiere una necesaria decisión dentro del tiempo previsto para el mismo plan, pues este está encaminado a preparar al país para después de la guerra. Se trata de una especie de Plan Marshall para la reconstrucción de los países europeos después de la II Guerra Mundial, que una vez llevado a cabo la economía de todos los participantes alcanzó una prosperidad sin precedentes.
Para nuestro caso, el ejemplo podría parecer desproporcionado dadas las restricciones fiscales. No obstante, tratándose de un propósito semejante, el resultado solo será acorde con el monto y las fuentes de financiamiento de las que se pueda hacer uso. La reforma tributaria próxima a sancionarse apunta en esa dirección con el famoso impuesto para "eliminar" la pobreza; además de mantener el IVA.
Falta ver igualmente, qué va a pasar con el endeudamiento y el papel que han de adoptar las agencias internacionales en la apropiación de recursos con este fin. Y puesto que el primero de los puntos aprobados en Cuba, como ya todos sabemos, es el relacionado con el sector agropecuario, se hará indispensable redirigir el gasto de otros sectores hacia este, donde ha de llevarse a cabo una política de desarrollo agrario integral que además incluye el “acceso y uso de la tierra”. No es una "reforma agraria" como la vivida en el país años atrás, la cual terminó afectando predios en producción y plenamente utilizados. Tenemos entendido que se respetará la propiedad legítimamente adquirida y en producción.
Es una reforma rural integral, mediante la cual se proveerá de tierra a los campesinos, obviamente a través de programas de restitución, extinción de dominio de predios no utilizados y aun si es necesario, adquiridos por el Estado en la medida de sus posibilidades. Una “reforma rural integral”, cuyo eje central sea cerrar la “brecha entre el campo y la ciudad”, garantizar la “erradicación de la pobreza” y la “promoción de la igualdad. Asimismo, se promoverán las zonas de reserva campesina.
De lo anterior se concluye que habrá más inversión y desarrollo para el campo, con el fin de ayudar a corregir los motivos que supuestamente inspiraron el conflicto. Sin embargo, tampoco hay que olvidar lo ya establecido; o sea, la dinámica empresarial existente y sus negocios, la inversión privada nacional y extranjera como generadoras de empleo y divisas; además del reto que nos depara la globalización de los mercados, para el cual aún no estamos suficientemente preparados. Necesitamos ganar en lo social camino a la paz, pero igualmente, en ciencia y tecnología, en productividad, en competitividad, en eficiencia. Y es aquí, donde el Gobierno también debe prestarles atención a los gremios para no equivocarse y apoyar a los empresarios verdaderamente capaces de mantenerse en su actividad y generar riqueza sana, para que a todos los colombianos nos vaya bien.