CARLOS ALBERTO ESTEFAN UPEGUI | El Nuevo Siglo
Viernes, 21 de Junio de 2013

El posconflicto

 

Cuando apenas  se ha concertado con salvedades el primero de los  puntos que conforman la agenda con las Farc en La Habana; y como posible conclusión del segundo punto se habla de la probable conformación de una fuerza política integrada por antiguos combatientes. Y además, la Corte ha tenido que ocuparse en estudiar el Marco legal del proceso de paz; al Gobierno le ha dado por hablar del posconflicto como si fuese una realidad.

Pareciera entonces, que independiente de la rigurosidad de las conversaciones, tan tortuosas y prolongadas como pudieren llegar a ser, trabajar en la arquitectura de lo acordado a medida que se avanza,  podría interpretarse como una actitud triunfalista; sin embargo, se trata de una estrategia orientada a construir confianza entre las partes.

La paz será duradera solo si se cumple lo pactado y es esta una forma de prepararse para hacerlo; además, porque así lo exigirá el país el día que esté convencido y concurra masivamente a las urnas a depositar su voto por los acuerdos, hoy en manos de una comisión calificada y dotada de facultades para proponerlos.

De ahí que, una vez comience la desmovilización de los alzados en armas dentro del marco de una justicia transicional; y se garantice a las víctimas reconocimiento, verdad, justicia y reparación; atención y apoyo a las poblaciones desplazadas, es de esperarse que las instituciones estatales hayan asimilado el esquema y adecuado sus estructuras, sus procedimientos y sus presupuestos para llevar a cabo las tareas que les han de sobrevenir.

Asimismo, la  ciudadanía y en general  la sociedad civil, los  sectores económicos en sus distintas modalidades asociativas, gremiales, empresariales, etc., tendrán que adaptarse a la nueva realidad, haciendo el esfuerzo por incorporarla al escenario de sus decisiones.

De otro lado, el proceso tendrá que bajar del nivel nacional al territorial donde verdaderamente se han vivido y padecido los episodios de la guerra.

Entonces, los departamentos y municipios deberán participar en el posconflicto, debiendo permitírseles hacerlo desde ahora en el pre posconflicto con sus iniciativas para el diseño, al tiempo de ir definiendo sus mecanismos de participación local.

Lo importante es que la contraparte, es decir, la subversión en su interior esté preparada para lo mismo. Además del Estado prever qué va a pasar con quienes no quieren la paz, de la guerrilla o de otros grupos armados.