Punto aparte
Estimado expresidente César Gaviria: considero acertada su propuesta de ampliar la cobertura de la justicia transicional a todos los actores, logrando así vincular a los involucrados en el proceso, sin con esto considerarlos como iguales, sino como partes de un proceso histórico que nos forjo en la adversidad y donde la ley en muchos casos se quedó corta. Por diversas razones hemos construido una enorme y confusa legislación y jurisprudencia inoperante, que desconoce las realidades del conflicto, llevando a que diversos actores las incumplieran, quedando como delincuentes por defender las instituciones; a muchos militares, policías, funcionarios públicos, políticos, sacerdotes, monjas, campesinos, indígenas y todo tipo de colombianos les ha tocado ir contra la ley por sus vidas, por sus deberes y sus principios, y esta es la verdad de un conflicto sangriento donde la ley es un papel que no evita que una bala mate a alguien.
Poner en discusión una propuesta de punto final moderada es oportuna y requiere que la ciudadanía -del pasado y del futuro- comprenda que esto no significa que los perdonamos, ni que olvidamos, ni que estamos de acuerdo con lo que hicieron, sino que aceptamos que en una guerra el horror está a la orden del día, y para sobrevivir allí, en muchos casos era necesario desatarse de la ley.
Dar este paso puede generar más violencia y sin duda muchos de los actores que cometieron crímenes en este proceso tienen un larga fila de personas prestas a vengarse por sus actos atroces y veremos cómo la justicia cae nuevamente ante la necesidad humana de la falsa tranquilidad de hacer un ajuste de cuentas. Por esto es necesario que comprendamos que es más un proceso de punto aparte que de punto final, porque no dejaremos atrás esta amarga historia, sino que muchos años veremos sus estertores repartidos por el país, en forma de venganza, de extorsión, secuestro, robo y terrorismo generado por personas que solo saben hacer esto para vivir como resultado de una lucha de pensamientos políticos, poder económico y falta de humildad de muchos colombianos que tuvieron el poder y lo malgastaron en cosas personales.
Es fundamental encontrar la respuesta que proteja a nuestras instituciones y las personas que las lideraron en momentos de oscuridad, corrupción y decadencia, porque no podemos juzgar los actos atroces de un pasado cruel con los ojos de un presente o futuro pausado. Igualmente, debemos prepararnos a comprender y gobernar una paz tensa, donde el cese el fuego será institucional, pero las víctimas y los victimarios seguirán en un conflicto mucho más profundo, por la sensación de no haber sido reparados justamente según lo que ellos consideran correcto.
Colombianada. Debemos llevar al país a algo parecido a ese pueblo donde deben aprender a convivir Bayardo San Román y Santiago Nassar.
@consumiendo
*Presidente de Raddar