Camilo Herrera Mora* | El Nuevo Siglo
Sábado, 14 de Febrero de 2015

Sobre el amor

Hoy que se celebra el día de San Valentín quiero reflexionar un poco sobre el amor. Este sentimiento es confundido con enamoramiento, pasión, deseo descontrolado e incluso con matrimonio, lo cual obviamente no es cierto. Más allá de que algunos dicen que hay varios tipos de amor, como el filial, maternal o fraternal, el verdadero amor va mucho más allá de una relación sexual o de un vínculo de sangre. Amar puede ser entregarse a otro de manera desinteresada, pero esto solo ocurre correctamente si es recíproco. En esa entrega la parte fácil es la sexual, porque se refiere a que ambos se deseen lo suficiente, para que cada uno lleve al otro a conocer su cuerpo y reconocerse en él. Lo complejo como muchos lo saben es la convivencia, que no es solamente la idea de vivir juntos, es el hecho de encontrar un socio, un cómplice, un confidente y un compañero de juegos y debates.

Nuestros abuelos la tuvieron relativamente fácil. En muchos casos se casaron jóvenes en matrimonios por conveniencia, con el infortunio del rechazo social del divorcio; situación que los llevo a tener matrimonios institucionales, más con fines de sobrevivencia y estabilidad, que con un profundo amor. Lo curioso es que ellos defienden el amor puro, la poesía, el romanticismo, pero en muchos casos esto no pasó de los libros. Nuestros padres tuvieron más libertad, y conocieron muchos de los sentimientos del amor e incluso comenzaron su vida sexual antes de la gran ceremonia, pero con la presencia del divorcio, la institución del matrimonio afectó la definición misma del amor, porque permitió que este quedara expuesto por diferencias económicas, infidelidad e incluso por razones irreconciliables.

Nuestra generación es más libre y asume el amor como una responsabilidad tan compleja, que no tienen ningún problema en sacar la sexualidad de este concepto, y disfrutarla libremente sin amor, dejando al sentimiento desprotegido de su tradición intima, y llevándolo sin querer a su verdadero lugar, el compromiso serio de amar y ser amado, que no es lo mismo que una vida de entrega sexual.

Las próximas generaciones dibujan esto aún más profundo. Ya que la sexualidad ha vuelto a los niveles naturales de ser prematrimonial y parte de un proceso de formación, y la relación de pareja se ve como una cosa distante por el temor a asumir el amor como debe ser, como claramente se ve en el cine mundial, donde hombres y mujeres temen profundamente decir Te Amo. Estos cambios han puesto al amor en su lugar, pero casi que inalcanzable.

Colombianada.Antes se decía Te Amo para lograr la prueba de amor, ahora ni con una gran intimidad se logra el amor.

@consumiendo

*Presidente de Raddar