Debemos estar de acuerdo
Una de las muchas incoherencias de la sociedad que hemos construido es que no defendemos la propiedad privada. La propiedad privada es la base fundamental del estado social de derecho que concertamos hace más de 20 años, y que protege y motiva a que las personas por su esfuerzo propio puedan aumentar su patrimonio para tener una mejor calidad de vida e incluso ahorrar para dejarle a la siguiente generación mejores oportunidades. Esta premisa básica está bajo constante ataque de pensamientos contrarios, que consideran justo que aquellos que no han tenido las oportunidades o que no se han esforzado por construir un capital integral (Financiero, Humano, Social y Cultural) debe ser protegidos por el Estado, al punto que pueden vulnerar la propiedad privada de los demás. Es fundamental que se redistribuya el ingreso para equilibrar la falencia de oportunidades, y por eso existen los impuestos y los subsidios, como el exitoso caso de la estratificación socioeconómica de los servicios públicos; esta premisa no se debe confundir con invasión a tierras privadas por comunidades enteras, la destrucción parcial o total de bienes inmuebles por marchantes por alguna coyuntura política ni mucho menos por bloquear vías para llamar la atención.
En los paros de este año vimos a miembros de la Fuerza Pública cumpliendo con su deber y siendo señalados de violencia desproporcionada porque intentaron restablecer el orden público sobre los justificados movimientos sociales; dejando ver que nuevamente clamamos por la autoridad para hacer cumplir la ley pero cuando esta lo hace, pedimos que no se afecte a quien la viola. Tenemos que despertar, porque más allá de los casos de abuso de fuerza, el deber de las autoridades es mantener el orden por el bien de la mayoría, y cuando las minorías actúan con la fuerza para lograr la atención, afectan a muchas personas. Nunca se supo cuántas personas murieron por el problema de abastecimiento de medicamentos causado por los paros, pero se sabe que fueron varias, mas no tantas como los vehículos dañados.
Nos hemos dejado confundir entre reclamar los derechos ciudadanos, con la permisividad del abuso y toma de la propiedad privada individual y colectiva; situación que puede llegar al punto de la pérdida del concepto mismo bajo la premisa del poder de las minorías: la gran mayoría de los que tienen propiedad privada la han logrado con el sudor de su frente y por medio de artimañas mediáticas están limitando la acción de la fuerza pública para evitar que la ley se cumpla. Es urgente que nos pongamos de acuerdo sobre aquello que algún día sabiamente se llamó “lo fundamental”.
Colombianada. Siempre se ha dicho que gritamos que atrapen al ladrón, y después gritamos para que lo liberen.
@consumiendo
*Presidente de Raddar