El Derecho de Reunión es una modalidad social, analizada antropológicamente y esa conclusión conduce a declarar que es un “derecho natural”, que pertenece al ser humano por motivos instintivos regulados por su conciencia primitiva que estimula esa solidaridad y, en tal virtud, promueve la unión de unos con otros. Esta expresión vivencial no solo la constata el Homo sapiens, también en seres irracionales de todo género. (Etología) Mírense colectivos de las hormigas y, más impresionantes los rebaños de las ovejas o las manadas de caballos salvajes o domesticados. Su reunión se resume en ventajas en la defensa de su vida o la satisfacción de sus alimentos, procurando su supervivencia.
El epílogo se expresa para que se entienda que las reuniones garantizadas constitucionalmente no son una liberalidad del detentador del poder. De ahí las demandas que se han presentado al respecto para cuestionar el reglamento represivo del Código de Policía.
En el país, históricamente, se han boicoteado esas manifestaciones: la matanza de las bananeras en 1928; los estudiantes la censuraron y uno cayó muerto el 7 de junio de 1929; “La Marcha del Silencio”, liderada por Jorge Eliécer Gaitán el 7 de febrero de 1948, murió asesinato el 9 de abril; manifestación del 8 y el 9 de junio de 1954; yo vi la masacre estudiantil en la calle 13. Desempeñándome en una Inspección de Policía, al comienzo de mi actividad laboral, presencie las actitudes que promoviendo falsos positivos, por orden del gobierno, se saboteaban esas reuniones. Una que no olvido, la que se ejecutó cuando vino a Colombia el General Charles de Gaulle, Septiembre de 1964, para confinarla se dispuso el arresto que el artículo 28 de la Carta autorizaba para retener por sospechas a los opositores del gobierno. Yo los auxilie en la Estación de Policía de la calle 12 con la 24. Entre ellos estaban Teodosio Varela y Luís Emiro Valencia. También en 1960, hice un curso en la Sección de Orden Publico del SIC; ordenaron sabotear una fiesta de una célula comunista; por supuesto que inmediatamente renuncie, pues no admití compartir esa corrupción de la “policía política”.
Oyendo las denuncias acerca de las manifestaciones populares, estimo que hay que incentivar en las escuelas de policía la aplicación de la ciencia criminológica, antes que la técnica criminalística, para cumplir con el mandato del artículo 2 de la constitución, que exige prevenir antes que reprimir y ello se logra en la medida en que la política de policía divulgue en el espacio nacional el derecho de reunión , explicado no con el fuete del Esmad, sino con la pedagogía cívica que enseña a las gentes el respeto a la voluntad nacional del pueblo: democracia.
Recuérdense las curias en la antigua Roma y su herencia en el “motín del té” que sembró y cultivo la independencia en los EE.UU; la Bastilla en Francia y el 20 de julio en este pueblo.