El visitante que por primera vez viene a Bogotá y quiere hacerse a una idea de cómo es la capital de cuyas características se ha enterado previamente, como por ejemplo saber que tiene cerca de ocho millones de habitantes y que es la ciudad principal de un extenso país como lo es Colombia, tiene que llevarse impresiones contradictorias. Pero como todo turista se orienta por lo que ve, lo que oye y lo que lee.
Difícilmente encuentra nuestro avezado visitante cómo comparar la posición geográfica con la de otras ciudades que ha conocido. Mira al oriente y no puede dejar de apreciar la cordillera de los Andes en pleno esplendor con unas montañas que lo remiten a entrar en la cabeza de Jiménez de Quesada quien la fundó hace ya casi quinientos años. La disponibilidad del agua así como el esplendor de la naturaleza tuvieron que pesar en su decisión. Hoy sus sucesores, después de casi quinientos años, han levantado una urbe con gran afecto, envidiada por unos, vilipendiada por otros, pero en fin admirada y reconocida como una urbe que ha ido creciendo en unos sectores en forma desordenada en otros, lo contrario. Es una ciudad bonita entre otras razones que no siempre a estas alturas se puede disfrutar de tanto verde. Los antejardines de parques y casas suelen estar muy bien arreglados con la flora nativa que le da una cierta y definitiva personalidad a la ciudad.
Si se deja a un lado la difícil circulación de vehículos por sus calles, herencia colonial en buena parte de la ciudad y avenidas que no suele ser desconocida en otras capitales del mundo, es una ciudad vigorosa a simple vista; sin apelar a estadísticas de clase alguna nuestros visitantes puede apreciar el vigor en la cantidad de construcciones que se están adelantando; además si se quiere asistir a algún espectáculo sin correr el riesgo de no encontrar cómo hacerlo, hay que hacer las reservaciones con la debida anticipación. Los cines, los restaurantes, los teatros, los parques, en fin todo lugar de esparcimiento están colmados lo cual da idea de bienestar, vigor y bienandanza.
Estas observaciones guardan una gran diferencia a lo que se lee en los diarios que suelen traer noticias poco alentadoras sobre la vida del país, que quiérase o no, guarda relación con lo que está sucediendo en el mundo y particularmente a sus vecinos. No es que esta parte del mundo sea inmune a las cosas que afectan a los demás. ¿Será que los bogotanos y en particular los colombianos tienen una manera particular de enfrenar las crisis?
Bien puede ser, pero la visita a la Feria del Automóvil que actualmente se realiza en la ciudad, no permite sino pensar que tal profusión de automóviles de los últimos modelos de las mejores marcas del mundo, que tiene que ser que los fabricantes estiman que el mercado para esta mercancía es apropiado; de otra manera no se hubieran tomado el esfuerzo de exhibirlos con el propósito de encontrar a los futuros y posibles compradores, es decir buen mercado que retribuya sus esfuerzos. La verdad es que la exhibición ha estado muy llamativa y estimulante.