Estamos en vísperas nominales del día en el cual hemos sido convocados todos los colombianos a participar y cumplir con uno de los derechos primordiales, cual es el de manifestar nuestra opinión con respecto a las personas que han manifestado su interés de ser miembros del cuerpo legislativo de la nación compuesto por la Cámara de Representantes y el Senado de la República. Esta cita constituye una obligación ciudadana de manifestarse en pasos tan importantes como el de este domingo 11 de marzo; pero además de ser obligación es un derecho inalienable de nuestro sistema de democracia. Es una verdadera lástima que buena parte de la ciudadanía no se hace presente a cumplir con estas citas. Ríos de opiniones se han venido presentando para explicar o justificar la ausencia de más o menos el cincuenta por ciento de los aptos, no se presenten a darle vida a las elecciones y a quienes se presentan al escrutinio de sus conciudadanos.
Corresponde a los políticos estimular a los votantes para cumplir con sus obligaciones y derechos. La indiferencia de aproximadamente la mitad de los votantes los debe preocupar. Nos preocupa a quienes cumplimos religiosamente con ir a las urnas, pero eso no es suficiente. Estimular a los votantes les corresponde a los políticos, en otras palabras a quienes aspiran a formar parte de Cámara y Senado. La indiferencia que parece estar presente entre los votantes es algo que les debe preocupar. Sea lo primero pensar que no han sido capaces de comunicarse con sus conciudadanos. Los vilipendiados partidos políticos que son los canales a través de los cuales los aspirantes pueden hacer conocer sus propuestas con el privilegio del respaldo de estas organizaciones. Así se podría conocer qué es lo que cada cual pretende hacer; hoy la opinión pública está huérfana de propuestas por lo cual no se puede desconocer que existe un cierto desconcierto general. Bien se puede atribuir la falta de comunicación la circunstancia que hoy por hoy es suficiente que un ciudadano consiga un número de firmantes suficientes para ser tenido en cuenta como candidato. (Nos referimos a las próximas elecciones, pero lo mismo es válido para las elecciones por medio de las cuales se va a elegir quien preside el poder ejecutivo.) Si no fuera establecido que un ciudadano puede validar las aspiraciones de todo aquel futuro candidato que así lo solicite. Pero como puede votar sino una sola vez, el número de firmas no significa cosa alguna diferente a que a quien se le solicitó la firma lo hizo, sin ningún compromiso posterior. Lo que sí se puede decir es que la abstención pueda tener cambios súbitos y alentadores para quienes resulten electos sino más bien, puede agrandarse que es lo que todos los ciudadanos de bien deseamos que no suceda.
La falta de comunicación entre los aspirantes y sus futuros votantes ha sido fuerte. De las actitudes que no deseamos que suceda es que los elegidos resulten consagrados por sus conciudadanos y que nadie tenga la avilantez de pretender desconocer los resultados.