Andrés Molano Rojas | El Nuevo Siglo
Lunes, 15 de Diciembre de 2014

“Difícil no es pronosticar futuro sino sentido del porvenir”

El balance

Pronósticos fáciles

En  esta época se hace en todos lados el balance, la lista de lo bueno y malo de 2014.  Y aunque lidiar con el inventario del pasado es ya tarea exigente (y casi siempre descorazonadora), empiezan a hacerse de inmediato cábalas para el siguiente año, quizá con la esperanza de que así se conjura el drama de la historia, y acaso también con la ilusión de que adelantándose al futuro se vuelve uno menos vulnerable a los caprichos del destino.

Pasa igual con el estado del mundo. Proliferan resúmenes, escalafones. Como es habitual, la revista Time ha seleccionado a su personaje del año, decantándose esta vez no por un individuo en particular, sino por el personal sanitario que conforma la vanguardia en la lucha contra el ébola en África Occidental. Otros, menos dados al elogio del altruismo, dirán que el personaje del año no puede ser otro que Putin -no obstante la estrepitosa caída del rublo y del precio del petróleo-. Los más apocalípticos elegirán al Estado Islámico, y seguramente así lo habrá sido para las víctimas del fundamentalismo, y para los cientos de occidentales que han sucumbido al embrujo yihadista, y encontraron en él la cura a su abulia y el remedio de su desencanto.  Habrá quien diga que el perdedor del año es Obama, y quien insista en la inminente decadencia del “imperio”.  En América Latina dirán algunos que este fue el año de la reelección, mientras que otros subrayarán el fin de la bonanza y el doloroso despertar de la región tras breve interludio promisorio.

En cuanto a pronósticos, ¿qué duda cabe? En 2015 una dolorosa tragedia, algún desastre natural, pondrá de presente una vez más los desafíos del cambio climático y la lentitud de la respuesta ante ellos.  Algún actor no estatal ejecutará una acción intrépida, demostrando que el mundo ya no es lo que era; mientras que el juego de poder entre las grandes potencias, las alianzas y los alineamientos, la reivindicación de zonas de influencia, la asertividad militar y la diplomacia de club, darán fe de que tampoco ha cambiado tanto como algunos quisieran. Se volverán más frecuentes los ciberataques contra intereses estatales y privados, y quizá alguno desemboque en una crisis importante. Esas cosas se saben. Hoy no es difícil pronosticar el futuro, sino anticipar el sentido del porvenir, desentrañar la lógica oscura que rige los acontecimientos y la impronta que dejarán en la política internacional en el largo plazo.

*Analista y profesor de Relaciones Internacionales

 

l_�o�`�Ȟ� un colombiano está al frente de una organización en la que ninguno de sus miembros reconoce a las Farc como grupo terrorista, como sí lo hacen la Unión Europea, Estados Unidos y muchos países?  ¡Ah tiempos en que nos enorgullecíamos de Alberto Lleras en la OEA! Para pasar a este sentimiento medio vergonzante de Samper en Unasur.

 

Pero la situación ha cambiado abruptamente. La calificadora Moody's advirtió del riesgo de default venezolano si el barril baja a 60 dólares. Estados Unidos, rebozado de petróleo gracias a la tecnología  fracking, con mayoría republicana en el Congreso, con la presión del cada vez más poderoso exilio cubano y con alta dosis de ética de ocasión -hay que decirlo-, ha pasado de la tolerancia incómoda a las sanciones explícitas a Venezuela.

Con su economía destrozada y los ingresos petroleros menguados se le acaba el cuarto de hora al socialismo bolivariano, lubricado con petrodólares que ya no existen ni existirán en el mediano plazo. Recuperarse de semejante hecatombe le llevará al vecino país más de los quince años que necesitó el chavismo para destruirlo, y lo malo es que estos regímenes dictatoriales, enfrentados al fracaso, se encierran cada vez más en su círculo represor y destructor de riqueza.

¿Qué será de Venezuela, de Unasur y de nuestro proceso de paz con tan espurios garantes? Solo el petróleo lo sabe.

Nota bene. Como bien dice el Procurador, los más interesados en no impunidad con justicia transicional deberían ser las Farc, más aún cuando están perdiendo el piso de sus fracasados padrinos y la justicia internacional está alerta. 

@jflafaurie

*Presidente Ejecutivo de Fedegan