Andrés Molano Rojas* | El Nuevo Siglo
Lunes, 25 de Mayo de 2015

Una visa menos

 

La semana pasada se anunció la exitosa conclusión de la negociación entre Colombia y la Unión Europea a efectos de eliminar el visado para estancias de corta duración que venía exigiéndose a los colombianos que deseaban ingresar al Espacio Schengen.  La medida cobija prácticamente a todos los Estados europeos que forman el Espacio Schengen, aunque con la excepción de aquellos que no son miembros de la Unión (Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein). Tampoco se extiende a Gran Bretaña (que en esta materia como en otras parece estar en Europa sin estarlo del todo) ni a Irlanda; ni a Bulgaria o Croacia, que aún no se vinculan plenamente al área migratoria común.

Hay que decir las cosas como son: en relación con el derecho de los colombianos a movilizarse libremente en el exterior, el gobierno Santos ha hecho la tarea. El visado estadounidense se otorga ahora hasta por 10 años. Acuerdos bilaterales se han firmado con países como Turquía para eliminar el engorroso y oneroso requisito, y en el marco de la Alianza del Pacífico se han dado pasos importantes para alcanzar la libre circulación de personas -sin la cual el bloque no alcanzará el pleno desarrollo de sus potencialidades-. La eliminación del visado Schengen constituye un avance sustancial en el esfuerzo por sacar al país del aislamiento al que lo sometió el pasaporte verde de antaño, y por hacer del vino tinto de ahora una oportunidad y no un obstáculo a su internacionalización.

Más de cuatro millones y medio de connacionales están en la diáspora. En la última década los movimientos migratorios de los colombianos se han multiplicado por tres.  No se trata sólo del turismo de quienes -cada vez más- tienen los recursos económicos para sufragar sus vacaciones en el extranjero. Se trata también de mejorar la competitividad laboral de los colombianos facilitando las condiciones para su desplazamiento en un mundo en el que cada vez más trabajos y actividades demandan movimientos transfronterizos. Se trata de profesores invitados por universidades extranjeras a impartir conferencias o a dictar cursos cortos, de  profesionales que asisten a los congresos y ferias de su gremio, de estudiantes que quieren perfeccionar otro idioma, de las familias de muchos colombianos separadas por la distancia y las trabas migratorias, de empresarios que deben viajar con urgencia para perfeccionar un negocio.

Una visa menos no es poca cosa en este sentido.  El número potencial de beneficiarios es enorme. Pero quedan demasiadas aún para que el mundo esté realmente al alcance de los colombianos.

*Analista y profesor de Relaciones Internacionales