Fuera de quicio
Aún conmocionado por el testimonio del fantasma de su padre -cuando la tragedia apenas comienza a desarrollarse- Shakespeare hace decir a Hamlet unas palabras estremecedoras: “¡El mundo está fuera de quicio! ¡Oh suerte maldita! ¡Que haya nacido yo para ponerlo en orden!”. (El original inglés tiene una fuerza mayor que se pierde un poco con la traducción: “The time is out of joint. O cursed spite That ever I was born to set it right!”).
Quizá lo mismo hubiera dicho el príncipe de Dinamarca del estado en que se encuentran las cosas del mundo por estos días. El presente es un momento histórico de transición, de fusión y transformación profunda del sistema internacional. La contundencia de los hechos acaba, finalmente, poniendo a prueba los pronósticos y las ilusiones -desde el fin de la historia y la utopía unipolar hasta el choque de civilizaciones y la fantasía post hegemónica o neomedieval- que han inspirado el discurso de varios líderes políticos (tanto Bush padre como Hugo Chávez), y que también han alimentado interesantes debates alrededor del trabajo de analistas y expertos en relaciones internacionales durante el último cuarto de siglo.
Resulta prematuro aventurar el tipo de orden mundial que emergerá al cabo de este proceso. Pero está claro que será algo muy distinto de lo que se ha venido imaginando desde la caída del muro de Berlín. Acaso el mundo del futuro próximo vea la lenta agonía del Estado-Nación que muchos “hiperglobalistas” han profetizado; pero quizá en su remplazo vengan nuevamente los imperios -como vino viejo en odres nuevos- y no bloques regionales cosmopolitas y liberales. Es posible que haya llegado el ocaso del modelo westfaliano -basado en los principios de impenetrabilidad territorial y soberanía política-; pero lo que venga después no necesariamente será post-westfaliano, sino más bien neo-westfaliano (¡cuánta diferencia puede hacer un prefijo!). Y quién sabe si la agitación social y las revoluciones venideras reflejarán no fracturas identitarias, ni clivajes de clase, sino tensiones por ahora solo latentes -entre bienestar y sostenibilidad, por ejemplo- pero sumamente volátiles y difícilmente solucionables.
El mundo está fuera de quicio. Y para completar, no hay en perspectiva liderato alguno a quién encomendarle que lo ponga en orden. Este será el tema de la lección semestral de la Facultad de Filosofía de la Universidad de la Salle, en la que este columnista acompañará a los profesores Laura Gil y Camilo García, el próximo miércoles 10, a las seis de la tarde, y a la que los lectores están invitados.
*Analista y profesor de Relaciones Internacionales